Margarito Escudero Luis
Luego de que le centro de Coatzacoalcos fuera un gran atractivo comercial para propios y extraños, hoy enfrenta una situación difícil, ya que el desarrollo en el poniente de la ciudad comienza a hacer estragos en la economía de los comerciantes establecidos en el primer cuadro.
A este bajón en las ventas deben sumarse otros factores como la competencia que representa el ambulantaje, un problema planteado infinidad de veces, pero sin voluntad de las autoridades para resolverlo.
Se suma un eterno proyecto de modernización que no termina de cuajar, pues el adelanto que se hiciera en la administración de Marcos Theurel, cuando se colocaron adoquines en las principales banquetas, estos comienzan a deteriorarse, a hundirse y ahora los peatones tienen que batallar con huecos en su camino.
Pero además, los comerciantes están a la espera que sea el gobierno el que resuelva todos los problemas, cuando los beneficiados o perjudicados por la condiciones del sector, serían ellos.
Sin duda, si la gente encontrara mejores condiciones, comercios más dinámicos, novedades y todo lo que traen las empresas que se han instalado en el poniente, seguramente, el centro estaría lleno de vida y los comerciantes andarían sin quejarse tanto.
SE “MOCHAN” LOS AMBULANTES
Del otro bando, los ambulantes sienten que tienen todo el derecho de invadir las banquetas, no les importa estorbar el paso de los transeúntes, reclaman a la autoridad más espacios para invadir y señalan constantemente que “se mochan” lo suficiente para que se les dé todo tipo de garantías.
Ellos dicen que, además de pagar su respectivo permiso municipal, entregan semanalmente una “cuota” “voluntaria”, que va aparar a los bolsillos de algunos funcionarios y que, si se suman esas cantidades, serían casi 500 mil pesos semanales que se llevan algunos abusados de palacio.
Si eso es verdad, pues a ninguna autoridad le importa si se moderniza o no el centro de Coatzacoalcos. Ahí hay un negociazo que debería ser investigado, pero nadie hará el intento de matar a su gallina de los huevos de oro.
Con esos datos, es seguro que los programas de reordenamiento del centro y la salida de los ambulantes, no han fracaso, simplemente no es conveniente sacarlos, al contrario, se busca la forma de que haya más y así incrementar las ganancias.
CORRUPCIÓN RAMPANTE
La corrupción es el sello de nuestro tiempo. Desafortunadamente si alguien llega con intenciones honestas, es probable que prefiera mantenerse honesto y no entrarle al negocio, pero no podrá hacer nada para destruir esa ilegalidad y dejará hacer.
Pero, dice el refrán que tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata, así que en este caso, todos estaríamos embarrados, pues la ciudadanía tampoco hace nada; ingenuamente esperamos que el gobierno lo resuelva, cuando ese puede ser la punta de la madeja.
A todo eso podemos sumar la inseguridad que se vive en todos lados. Coatzacoalcos no es la excepción y la ciudad padece de secuestros, extorsiones y desapariciones de personas. Se habla de que están operando patrullas clonadas, así que nadie puede saber si la patrulla que entra en la colonia está tripulada por elementos de a deveras, o son del bando de los malosos.
ENTRE DOS FUEGOS
¿Cómo confiar así? Organizaciones civiles independientes están proponiendo algo así como grupos de autodefensa, pues ya no es posible soportar que lleguen “patrullas” y se lleven a algunos jóvenes y, cuando los familiares van a preguntar a las corporaciones policías (que son muchas ya), resulta que nadie de ahí arrestó a los muchachos.
Entonces la población se encuentra a dos fuegos y desarmada, pues la autoridad llamó a la población a entregar sus armas, a cambio de despensas y otros regalitos, con el pretexto de contrarrestar la violencia familiar.
El caso es que los hechos de violencia intrafamiliar continúan como algo normal, y algunas personas se quedaron sin forma de poder defenderse de algún ataque delincuencial.
También se súper controla la venta de cohetes, todo aquellos que pudiera servir de arma, debe ser controlado por el Ejército, así se evita que, en caso de rebelión social, la gente no tenga nada para poder defenderse de un posible ataque, mientras que las fuerzas del orden, llegan a las ciudades en grandes y aparatosos operativos, cuyos resultados no se ven, pero están listos para actuar contra la población cuando esta pase del hartazgo a la movilización.