Margarito Escudero Luis
Algo que los funcionarios de todos los niveles deberían entender de una vez por todas, es que el pueblo que los mantiene y los sostiene en los cargos que ostentan, ya no está dispuesto a soportar sus actos de prepotencia y desdenes.
Ese desprecio por la gente que han demostrado los encumbrados políticos, ha enseñado que solamente a través del reclamo masivo y airadas protestas, es como el aparato burocrático se mueve.
Así que en esos reclamos, a veces justos pero con algunas fallas en la organización, causan afectaciones a terceros y en muchos casos, quienes deberían ser los afectados, ni se inmutan.
Tal es el caso de la falta de agua en Coatzacoalcos, de los bloqueos carreteros, de los reclamos magisteriales, de las grandes manifestaciones realizadas en la capital del país y en muchas ciudades más.
Lo lamentable del caso, es que el gobierno, en lugar de escuchar y actuar en consecuencia, para resolver la problemática que plantean los gobernados, prefiere desacreditar o criminalizar a los reclamantes, cuando están en su justo derecho.
Así, lo púnico que logra es empantanar la situación, hacerla más difícil y acarrear más problemas a terceros.
El menosprecio al pueblo es evidente, pues sólo cuando el gran capital se ve afectado, es cuando se aceleran las acciones y las soluciones aparecen.
Pudo verse con claridad, como actuaron rápidamente para desactivar el bloqueo carretero que produjo pérdidas importantes a grandes industriales, todo el sureste del país detenido por un bloqueo en el sur de Veracruz y eso sí es un riesgo para las empresas.
Mientras que el problema del agua continúa, es recurrente, anunciado y aún así nada se hace para resolverlo definitivamente.
EL GERMEN EN LA SIERRA
A los pobladores de la sierra les queda claro que ese es el camino para conseguir atención, esa es la enseñanza que deja un gobierno ciego y sordo ante los reclamos ciudadanos.
Y la enseñanza se extiende. Sabedores de que es el momento adecuado para reclamar, hoy que México está ante los ojos del mundo como un país en crisis grave, donde la impunidad y la corrupción definen a los políticos.
La situación va maniatando cada vez más fuerte a los funcionarios, se van quedando sin margen de maniobra, ni para utilizar la solución final, que es la represión.
Mientras, el pueblo se agranda cada vez más, la venda se cae de los ojos y la exigencia de un cambio profundo en las estructuras gubernamentales comienza a crearse en las mentes populares.
La falta de cumplimiento en los compromisos contraídos por el gobierno y sus instancias, con pobladores de zonas marginadas, fue el alimento que, durante años se nutrió la desconfianza, incredulidad y el rechazo a toda medida gubernamental.
El hecho de que cada vez, el partido gobernante triunfe en las elecciones, es algo que puede estar a punto de llegar a su fin, la era del carro completo llegó a su destino y las fuerzas verdaderamente populares están cobrando forma y organización.
LA CONTRAOFENSIVA
No es de dudarse que esto ya esté en el escritorio de los políticos, que están conscientes del hecho y la estrategia contraria se diseña para evitar que la clase dominante deje de serlo.
Es necesario resaltar que la clase dominante no es propiamente el gobierno. Si esta élite considera que el gobierno actual ya no les sirve, no dudarán en echarlo y hacer arreglos con aquellos que quieran jugar el papel vacante.
Lo real es que la gente está enojada, harta de que todo quede en discursos y nada aterrice para garantizar el bienestar de las familias mexicanas.
Las marchas, manifestaciones, bloqueos, el cierre de la presa, la toma del Politécnico, los gritos y todo lo que la gente hace para intentar sacudir la estructura gubernamental, es sólo el comienzo de algo mucho más grande que está germinando en el seno mismo de una sociedad que se sabe abandonada por su propio gobierno.
¿Usted qué opina?