Margarito Escudero Luis
Sin dudas, las cúpulas poderosas de este país, y de todos los países, son las que deciden el destino de la economía y por ende, el destino de millones de ciudadanos.
Para ello requieren de un conglomerado ciudadano dócil, tranquilo y que no esté pendiente de los cambios que les afecten, que se resignen y se conformen con lo que se les da, mientras los integrantes de esas élites, disfrutan grandes ganancias económicas.
Según Noam Chomsky, Lingüista, Filósofo y Activista Estadounidense, una de las principales estrategias que aplican es la distracción; es el elemento primordial del control social y consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética; se trata de no dar oportunidad a la mayoría ciudadana para pensar.
Otra de las estrategias ya aplicadas es crear problemas y después ofrecer soluciones.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar.
Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, o tomas de la presa Yuribia, o bloqueo de carreteras, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La gradualidad es otra de las estrategias para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo), fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
LA ESTRATEGIA DE DIFERIR
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente.
Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá a mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
Dirigirse al público como criaturas de poca edad, es una táctica que ha dado resultados.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos.
Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
MANTENER AL PÚBLICO EN LA IGNORANCIA Y LA MEDIOCRIDAD
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud.
Chomsky cita en su estudio: “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores, debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores.
También estratégicamente se estimula al público a ser complaciente con la mediocridad; promover a la gente a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
Reforzar la auto culpabilidad; hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos.
Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción.
Y, sin acción, no hay revolución!
Noam Chomsky asegura que las élites gubernamentales conocen a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
Y afirma que en el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente.
El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
El presente artículo se realizó, basándonos en el artículo titulado “Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas”, de Noam Chomsky.