23 de Noviembre de 2024

Revelaciones: La ciudad enrarecida

Margarito Escudero Luis

A pesar de todas las medidas que el gobierno ha tomado para contrarrestar la ola de violencia que enseñoreó al estado, esta no ha disminuido, peor aún, se ha vuelto más salvaje.

 

En todo el estado se han registrado crímenes, aparentemente relacionados con la delincuencia organizada, todo parece que se tratara de ajuste de cuentas, ejecuciones por venganzas o solucionar alguna traición.

El asesinato de un joven en Coatzacoalcos que, según narran las crónicas periodísticas, en cuanto vio a sus ejecutores, echó a correr.

Eso habla de que ya sabía que estaba condenado a muerte, sabía que algo no hizo bien y que debía pagar las consecuencias.

Luego el fortuito descubrimiento de la fosa clandestina que puso a Coatzacoalcos (otra vez) ante los ojos de todos y llenó de horror a los ciudadanos cuando se supo que pudieran haber sepultados ahí cien cuerpos.

La sensación de terror aumentó cuando se identificó el cuerpo de una joven que días antes había sido reportada como desaparecida.

La muchacha trabajaba en un bar, era originaria de Jáltipan y, a pesar de la tragedia que eso representa, no deja de ser tema de comentarios y especulaciones, sobre la posibilidad de que anduviera en “malos pasos”.

Y así por el estilo, saber quiénes son las personas que tuvieron la desgracia de caer en manos de esos asesinos, dará luz sobre las actividades que realizaban.

Las personas que tengan familiares desaparecidos están con el Jesús en la boca, pues la idea de que pudieran estar entre esos cadáveres, les horroriza, los llena de angustia, pero no hay nadie que esté capacitado para dar información sobre el paradero de los reportados.

Y es que las autoridades deben realizar sus investigaciones en secreto, pero no informan sobre los hallazgos, dejan que la especulación crezca, que las dudas se multipliquen.

Hasta el momento se sabe extraoficialmente que son 18 cadáveres los encontrados en esa fosa, primero extrajeron los cuerpos decapitados de cinco hombres y una mujer, y todo porque dos personas que iban a ser decapitadas, se salvaron de morir, cuando policías, pasaron fortuitamente por el lugar, dándose a la fuga sus ejecutores.

Sofía de los Ángeles Acosta es el nombre de la muchacha ya identificada. Tenía 23 años de edad, desapareció en la ciudad de Coatzacoalcos el 25 de enero y laboraba en un bar de esta ciudad.

EL SECRETO

Aquí lo que se destaca de las autoridades, no es la secrecía que requiere el caso, sino el ocultamiento de los hechos, con el fin de continuar con la absurda versión de que en Veracruz no pasa nada, cuando el pánico se apodera de la gente.

Todavía “más peor” la subprocuradora, Samyra del Carmen Khoury Colorado, con el fin de evitar a la prensa, la agrede enrareciendo más el ambiente, cuando los reporteros se hubieran conformado con una simple y llana información.

La mentira repetida hasta que sea creíble, según la teoría del propagandista nazi Joseph Goebbels, no puede aplicarse en Veracruz, porque las evidencias son contundentes, tanto por lo dramático de los hechos, como por las actitudes de las autoridades, no puede ocultarse, ni evadirse, lo único que se logra es que el nivel de especulación aumente y la secrecía de una presunta investigación esté constantemente en riesgo.

El clima de zozobra está generando afectaciones a la ciudad, ya el dirigente de la Cámara de Comercio, Esteban Enríquez, asegura que la actividad comercial ha sufrido por esta coyuntura, pues la gente deja de salir, especialmente por las noches el movimiento comercial se ha visto disminuido.

 

Además, quienes acostumbraban visitar Coatzacoalcos, han dejado de hacerlo, la situación puede inhibir las inversiones, cuando lo que se pretende es fomentarla, promover la ciudad en sus aspectos turísticos, pero sabiendo que están matando ciudadanos, pues nadie querrá visitar la ciudad de las avenidas.