Margarito Escudero Luis
El asunto de las invasiones a terrenos es un tema que las autoridades deberían vigilar más de cerca, pues no es posible que ahora se estén amenazando hasta aquellas propiedades debidamente comprobadas y las que, a través de los años, mucha gente demuestra que vive y cuida de los predios que ocupa.
Pero si las autoridades están coludidas en el negociazo de la invasión de predios, pues entonces, pobres de aquellos que sufran el vil despojo de quienes se dedican a robar terrenos, para luego, con la complicidad oficial, los legalizan y no hay poder que lo revierta.
Villa Allende es, en este momento, un foco rojo que la impunidad y la corrupción no permiten ver en su justa dimensión. Ya hay denuncias ante el Ministerio Público, pero no pasa nada, el agente encargado detiene el avance y los afectados no saben a qué otra autoridad acudir para que se resuelva su problema.
En Rabón Grande es aún más grave el caso, puesto que los invasores se han adueñado de las áreas verdes, diseñadas así desde antes que esa colonia fuera una realidad.
Hoy, al punto del enfrentamiento, los vecinos no han sido escuchados, peor aún han sido vejados y golpeados por parte de la autoridad local, cuando a todas luces se ve que los habitantes de el fraccionamiento tienen la razón.
SEÑALAMIENTOS
Si han acudido a medidas de presión más fuertes, como las marchas y los plantones, es porque sus reclamos no han sido escuchados por la vía legal, aunque quisieran ver a una autoridad actuando con rapidez y eficiencia, lo único que han recibido son desprecios y maltratos.
Algunos vecinos de Rabón Grande se han atrevido a decir que quien está detrás de esas invasiones, es el regidor Noriel Prot, quien por ser padre de la agente municipal, Keren Prot, pues la responsable de la villa no mueve un dedo para atender a los enojados vecinos.
Este caso ya está en la capital del estado, se pide que se muestren los planos del fraccionamiento, para que quede debidamente aclarado que las áreas invadidas fueron diseñadas como zonas verdes y de esparcimiento.
Lo malo de todo esto es que, los traficantes de predios con dueños, al ver que sus acciones quedan impunes, se han engolosinado y ahora invaden hasta terrenos de vecinos que llevan años ocupándolos y se teme que en poco tiempo se esté cometiendo un gran despojo a las personas que tienen muchos años viviendo en la villa, aunque en terrenos del que solo tienen un documento de posesión.
Ahí el problema estriba en que las autoridades dejaron al garete lo que era la congregación de allende, hoy villa con sueños de ser municipio libre, pero que los lobos enquistados en puestos de gobierno clave, lo han impedido pues veían en el tiempo, un gran negocio.
TIEMPOS DE GLORIA
Quienes llegaron a Rabón Grande cuando el fraccionamiento era nuevo, confiaron en el contrato firmado con quienes vendieron esos terrenos, pues se pensó en una colonia digna para que fuera habitada por trabajadores petroleros.
Eran los tiempos de gloria de Joaquín Hernández Galicia a Quina, de Salvador Barragán Camacho y de Francisco Chico Balderas, quienes ya no están para defender a los petroleros, quienes ahora no saben cómo defenderse, pues nunca se preocuparon por aprender.
Rabón Grande fue inaugurado por José López Portillo y se recuerda que, en la víspera de la llegada del entonces presidente, maquinaria pesada arrancaba de cuajo las palmeras para irlas a sembrar en los camellones del flamante fraccionamiento.
Tiempos de gloria de los obreros de Pemex, eran los tiempos de sembrar para cosechar ahora, pero nunca vieron el futuro y ahora, los nuevos lobos, los modernos malinchistas, esos que saben del futuro promisorio que puede llegar a esa zona, gracias a las privatizaciones, no dudan en hacer lo que sea necesario para apoderarse de los que nos es suyo, para amasar grandes fortunas.
El eslogan del sindicato petrolero hoy debería ser puesto en la práctica por los vecinos de Rabón Grande: “Unidos Venceremos”.