El reclamo ciudadano
Margarito Escudero Luis
Un constante reclamo de la gente ante esta intensa andanada de anuncios políticos, es que ya no quieren saber nada de los candidatos, que ya se cansaron de ser utilizados por los partidos y sus abanderados.
Y es que refuerzan su argumento diciendo que solamente le ven la cara al candidato cuando pasa por su cuadra o por su negocio a pedirle el voto, a dejar una camiseta, una cachucha y de ahí, nunca más lo vuelve a ver.
Las personas que votan, sienten una lejanía entre los funcionarios que llegan al cargo a través del voto y ellos, y creen que el electo debe estar pendiente de sus necesidades, aunque no le corresponda.
A estas alturas, tratar de explicar las funciones concretas de un diputado o senador, o presidente municipal, resulta ser una tarea titánica, pues fueron más de 80 años de aplicar una fórmula férrea para sembrar una falacia y confundir a la gente.
Hoy, esa fórmula ya no funciona, tiene resultados adversos para todos los políticos y éstos se niegan a aceptar que el ciudadano de a pie los está cuestionando.
No basta solo con escuchar la queja, ya la gente pide resultados a su petición, que es a cambio de haber votado por determinado candidato.
Pero la respuesta nunca llegó, el obrero, el ama de casa, el albañil que en algún momento tuvo oportunidad de saludar a un candidato, y aprovechó para platearle su problema o necesidad, nunca recibió una respuesta cuando aquel candidato se convirtió en diputado, o senador, o presidente municipal.
Y eso fue constante, sucedió en cada campaña con la gente del pueblo, la que trabaja bajo el sol, en la calle, vendiendo sus mercancías, la que de verdad requiere atención oficial. Sucede en cada campaña, cuando el aspirante al cargo se transforma en el ser más buena onda del universo y trae, de boca para afuera, la solución a todos los problemas que les plantea la ciudadanía.
Entonces, ante el hartazgo, el cansancio de la gente por presenciar el mismo espectáculo con diferentes actores, ya ni caso hacen a la propaganda.
Pero la fórmula que se gastó requiere de una nueva versión, y esta tendrá que ver con un compromiso verdadero tanto del que pide el voto, como del que lo da; es decir, que para hacer que el candidato cumpla con sus compromisos cuando sea funcionario, requiere de la participación de todos los que votaron, de mantener un constante recordatorio sobre los ofrecimientos de campaña, una y otra vez, hasta que dé la cara el funcionario.
De otra forma, seguirán repitiendo el discurso, siguiendo la ambición del poder y después olvidarse de sus funciones y dedicarse a hacer negocios y apoyar a sus amigos y familiares para que hagan negocios jugosos desde el gobierno.
QUIERE RESPUESTAS
Ahora la gente quiere respuestas, no palabrería, no discursos, quiere ver arregladas sus calles, contar con servicios púbicos eficientes, contar con un empleo bien pagado, seguridad y poder retomar su ritmo de vida tranquilo, sin miedo a ser desaparecido o asaltado.
¿Quién se atreverá a aceptar esos reclamos?, porque todos los candidatos necesitan el voto y la gente requiere atención, no a medias, atención verdadera, un cambio radical en la forma de ejercer el poder, que ese poder se vea reflejado en el bienestar social, que en estos momentos está tan deteriorado, que la gente no quiere creer en los políticos.
Y los políticos todavía se atreven a repetir su fórmula sin hacer un recuento histórico que les permita entender que la sociedad ha cambiado, que ya no sirve el proceso que se repite como una más de las tantas tradiciones mexicanas.
Las palabras vacías del político, se llenaron de coraje ciudadano.
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