Miguel Alemán V.
La noticia se nutre de los hechos sobresalientes del acontecer cotidiano. La historia es pues la reflexión de la noticia que trasciende en el tiempo. Los resultados electorales del pasado domingo tienen elementos que en alguna medida habrán de incidir en el curso de la historia democrática de México. Más que hacer alusiones respecto a ganadores y vencidos, es conveniente comprender la dimensión de los hechos en un espacio de análisis más amplio.
Al analizar acontecimientos políticos que tienen impacto, muchas veces se hace referencia al término Realpolitik, palabra de origen alemán, que señalar un acto de poder que con crudo realismo y de manera pragmática y coercitiva se aplica para lograr un objetivo específico. Para muchos conocedores este concepto se ejemplifica con la variedad de artimañas que los partidos políticos realizan en los procesos electorales para allegarse votos a costa de la libre decisión del ciudadano.
En el proceso de construcción democrática de México muchos de los fenómenos que hoy se observan son resultado de una reacción ciudadana crítica del desempeño de los partidos políticos, representantes electos y de los resultados de los gobiernos.
Podría pensarse que este es un fenómeno exclusivo de nuestro país, no obstante, la inconformidad de la sociedad con sus gobiernos está presente en diversas partes del mundo. En Europa la molestia obedece más al desempeño de los colaboradores que al de los jefes de Estado. Tal es el caso de François Hollande en Francia, donde sus funcionarios han propuesto una reforma laboral impopular. En Gran Bretaña el primer ministro James Cameron enfrenta la división de sus representados por el referéndum para decidir si esta nación permanece o no en la Unión Europea; el resultado de ello, cualquiera que sea, dejará inconforme a la mitad de la población. Angela Merkel maniobra en las aguas turbulentas para encontrar una solución al problema migratorio que en el corto plazo puede ser útil para la productividad económica, pero que en pocos años cambiará el panorama político y religioso de Alemania. Es interesante observar que en Europa la sociedad inconforme se pronuncia por la extrema derecha, mientras que en Latinoamérica la tendencia es buscar inspiración en las corrientes de izquierda. En ambos casos las soluciones no han sido satisfactorias.
Evidentemente el desencanto ciudadano con los gobiernos y los partidos políticos ha dado paso a los candidatos independientes, que si bien pueden ser una alternativa viable no son una panacea. En última instancia todo aspirante a una candidatura es independiente, pues inicia su proceso de manera individual con el fin de lograr el apoyo de uno o más partidos.
Es por eso que la madurez que la ciudadanía ha demostrado para ejercer su voto —o abstenerse como muestra de protesta en el caso de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México— nos indica que gradualmente se teje una nueva red ciudadana, anónima y amorfa que comparte un objetivo a favor de un sistema político honesto, transparente, legal, justo y participativo. Es así que emerge un fenómeno que bien podríamos definir como Real Democratik, un principio de genuino origen ciudadano que busca contrarrestar los vicios que están profundamente arraigados en los asuntos políticos y de gobierno en nuestro país.
La Real Democratik es quizá la pieza que el mecanismo político de México y otros países requieren para que la ciudadanía exprese, proponga y sobre todo alcance los objetivos de convivencia pacífica, legalidad y justicia a los que todos aspiramos.
Rúbrica. Temporada de huracanes. Es costumbre que a los huracanes antes de que toquen tierra los bauticen con un nombre, entonces el del pasado domingo debió llamarse: “¡Aguaaas!”
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