3 de Octubre de 2024

Una buena patada

Alberto Aziz Nassif

 

Una vez que empiezan a bajar los polvos electorales se puede ver con mayor claridad qué sucedió con los pasados comicios. Las interpretaciones se multiplican y se pueden ensayar algunas hipótesis. Una de las expresiones que publicó la revista The Economist sobre el resultado electoral fue que: el gobierno de Peña Nieto recibió de los electores “a good kicking”, una buena patada (11/VI/2016).

1.— El modelo Peña Nieto se rompió. La fortaleza más relevante para el regreso del PRI, además del pésimo gobierno panista de Calderón, se construyó sobre la figura de Enrique Peña Nieto. Desde la gubernatura del Estado de México se pusieron los cimientos de una figura mediática, con lemas pegajosos y con la costumbre de tomarse selfies con sus admiradoras. La figura se hizo, como dice el politólogo Isidoro Cheresky, un liderazgo de popularidad. Un político mediático, con auditorios controlados, con compromisos “firmados ante notario” como prueba de confiabilidad y sin ningún escrúpulo para gastar dinero público en las campañas. Varios gobernadores que hoy fueron derrotados imitaron el modelito. Televisión y dinero público fueron el sustento. El regreso del PRI en el 2012 se encontró con los graves conflictos del país, la violencia y la penetración del crimen en las instituciones, la corrupción y un complicado contexto económico interno y externo. El clima era propicio para la derrota electoral, a pesar de que muchas encuestas no supieron leerlo.

2.— El poder es cada vez más difícil de conservar, dice Moisés Naím. Los ciclos políticos de larga duración se han terminado y cada vez resulta más directo el malestar de la ciudadanía ante los malos gobiernos. A pesar de todo el clientelismo, la compra del voto y las alianzas partidistas (que funcionan como una prótesis), ha crecido una ciudadanía desencantada y desconfiada, que cuando encuentra un momento propicio para actuar, lo hace. Una parte de las derrotas electorales se explica por el retorno de grupos de ciudadanos que se habían alejado de las urnas o de sectores que hicieron de su voto un mecanismo estratégico para expresar su enorme malestar. El recurso fue principalmente contra el PRI, pero también este partido se benefició en los estados que recuperó.

3.— ¿Segunda oportunidad al PAN? Ese partido fue el beneficiario directo de las derrotas del tricolor, pero su lectura del triunfo es equivocada. Hace muy poco que este partido estuvo en Los Pinos con resultados terribles para el país, en dos gobiernos muy malos: el de la frivolidad foxista, que se acomodó a los intereses fácticos; y el de la violencia calderonista, que dejó un cementerio y una grave crisis de derechos humanos. A pesar de que la memoria puede ser corta, el panismo difícilmente podrá ser un proyecto de futuro, porque el país también está cansado de esa derecha privatizadora que, junto con el PRI, han vendido los recursos del país (financieros, energéticos). Cuando vemos con más detalle quiénes ganaron el 5 de junio, la duda se vuelve a instalar, con la excepción de Javier Corral: la trayectoria de varios de los nuevos gobernadores trata sobre viejos priistas reciclados; muy pronto habrá que evaluar su desempeño. No será con etiquetas simplistas, como le gusta poner a Anaya, que el PAN será de nuevo una opción atractiva para el 2018, y menos con los precandidatos que tiene.

4.— La fractura de la izquierda le impide ser una fuerza contundente. México no es el único país en donde los partidos y los electorados se fragmentan, allí está España, como una muestra. Es posible que el liderazgo de popularidad que tiene el presidente de Morena se logre posicionar por encima de la fragmentación, pero sin una amplia coalición será muy difícil que gane el poder en el 2018. Sin la fractura entre PRD y Morena, quizás este sector hubiera ganado cuatro estados, Oaxaca, Veracruz, Tlaxcala y Zacatecas, y el PRI sólo se hubiera quedado con Hidalgo y Sinaloa. Pero resulta más fácil imaginar una alianza entre PAN y PRD que entre Morena y PRD.

En suma, un modelo quebrado, poder ciudadano volátil, partidos fragmentados y voto contra la corrupción, son algunas claves de la patada que sufrió el PRI el 5 de junio pasado...

@AzizNassif