Diálogo de sordos
Margarito Escudero Luis
La indignación cunde, la unión de mexicanos poco a poco cobra fuerza, luego que policías y granaderos atacaran a la población en diferentes ciudades de Oaxaca.
Se han realizado movilizaciones en diferentes ciudades del sur de Veracruz, en Minatitlán, Agua Dulce, Jáltipan, Coatzacoalcos, Las Choapas, Cosoleacaque; maestros y ciudadanos que unen al grito de “¡Paren la masacre en Oaxaca!”
Pero la indignación sube de tono, cualquier uniformado es símbolo de la represión, un militar representa a todos los cuerpos que han disparado, golpeado, gaseado a personas desarmadas que se manifiestan y piden diálogo al gobierno.
La mañana del martes se realizó un pronunciamiento de militantes de Morena, sobre la situación de Oaxaca, en el parque Independencia de esta ciudad, militantes y simpatizantes pidieron al gobierno, a través de los medios de comunicación, que se pondere el diálogo, que se detenga la masacre, que dejen de disparar y asesinar a profesores y ciudadanos.
Eso en el llamado quiosco del parque Independencia, justo enfrente se encuentra el módulo de Canje de Armas por Despensas, atendido por militares.
Apenas terminaba la reunión de militantes de Morena con los periodistas, cuando una señora, ataviada con un huipil de Juchitán, increpó a los soldados, les pidió que detuvieran la masacre. No dejó hablar al soldado que se limitó a sonreír ante el arranque de la señora.
Aquella dama indignada se fue, y de inmediato los ciudadanos que estaban con Morena y que apoyan el movimiento magisterial, exigieron a los militares encargados del módulo de canje de armas, el cese al fuego en Oaxaca.
Los hombres de verde recogieron sus cosas y comenzaron a retirarse poco a poco, ante los gritos de la gente que les decía que no sirven para nada.
Un soldado alcanzó a gritar “¡Aquí no es Oaxaca!” y sólo logró avivar los ánimos, pues de inmediato le respondieron con un “¡Pero es México!”.
Si más, los avergonzados militares se retiraron del lugar, mientras que los defensores de Oaxaca se dirigieron al Palacio municipal, donde realizaron una toma simbólica del edificio.
Temerarias personas que se atrevieron a enfrentar a soldados armados, que respondieron con prudencia, pero ya la mecha está encendida y no solamente en el sur de Veracruz, el tema se replica en gran parte del país.
Por la tarde, una marcha de médicos que se oponen a la reforma de salud, que igual de la reforma educativa, de un plumazo borra los derechos laborales de cientos de médicos, deja a los hospitales al vaivén de la oferta y la demanda.
La situación sube de tono, mientras los maestros piden diálogo, el gobierno les responde con balas y aunque algunos periodistas afines al gobierno aseguran que los maestros buscaban hacer mártires, lo cierto es que las autoridades aseguraron que el personal policiaco no portaba armas de fuego.
Desmentido de inmediato por las gráficas publicadas en las redes sociales, ahora se le suman seis “mártires” de cientos de personas que enfrentan a un cuerpo de represión, debidamente entrenado y con armamento de todo tipo para intentar disuadirlos de sus pretensiones.
En esta batalla de egos inflados, no se ve solución próxima, pues el gobierno, a través del secretario de Educación, Aurelio Nuño, acepta el diálogo con los maestros, si ellos aceptan la reforma educativa como está, mientras los maestros dialogan para que gobierno dé pa’ tras con su reforma educativa.
Choque de piedras, plática de sordos, sin solución posible, deberá aparecer una tercera opción, porque condiciones para un diálogo no hay, ni voluntad de ceder por ninguna de las dos partes.
Este país avanzó cuando los ciudadanos sintieron seguridad, en un empleo fijo que les permitía un ingreso quincenal, eso dio estabilidad a un enorme sector de la sociedad, seguridad en la educación para los hijos, en acceso a la salud, seguridad en las calles, con casi todos trabajando, no hubo espacio para la delincuencia.
Todo eso resultado de una guerra civil a la que llamamos Revolución y que de ahí emanaron los preceptos que le dieron estabilidad a la nación y seguridad al pueblo.
Esa seguridad es la que el gobierno quiere quitarle a la gente y, pues no se dejarán. (Sólo los petroleros lo permitieron).
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