¿Y si le preguntamos a la gente?
Margarito Escudero Luis
¿Preguntar a la gente sobre decisiones importantes es un error? La pregunta viene al caso porque la decisión tomada por el pueblo de Gran Bretaña, de separarse de la Comunidad Europea, ha generado una interesante polémica.
Hay quienes aseguran que no se debe preguntar al pueblo sobre decisiones tan importantes, pues esa masa está compuesta, en su mayoría, por personas ignorantes en esos temas.
Aseguran que en el grueso de la población, la mayoría no lee sobre economía, ni política, ni administración, como para tener un criterio que le permita analizar profundamente sobre los alcances de un paso tan trascendental, como el dado por los ingleses.
Es un punto de vista. Otros afirman que se trata de una gran lección de democracia.
Los resultados de esa decisión se verán luego de un tiempo, finalmente se trata de una acción en conjunto donde la responsabilidad de las consecuencias caerá sobre la mayoría.
EN MÉXICO
En nuestro país, los políticos y la gran clase empresarial le tienen pavor a la consulta popular, se abrigan el derecho de decidir por todos, cuando hay evidencias que ninguna de esas dos castas privilegiadas ostenta el liderazgo en esta nación.
A pesar que las figuras de referéndum y plebiscito están contempladas en nuestra Carta Magna, se les niegan al pueblo mexicano, lo que permite suponer que quienes se atreven a tomar decisiones a nombre del resto de los mexicanos, saben que el pueblo no está de acuerdo.
Evidentemente, el pretexto es la ignorancia en la gran mayoría, ignorancia que se procura desde esas élites, manteniendo a la gente entretenida en eventos que nada tienen que ver con su realidad.
Así, aprovechando su posición de privilegio y su supuesta ilustración, emprenden iniciativas que favorecen a sus particulares intereses y no al pueblo mexicano, como debería ser.
Ejemplos hay muchos en México, tantos que en este momento, las grandes decisiones gubernamentales han sido un desastre para la Nación, tanto que el país se estremece ante una crisis gigantesca que amenaza con subir de tono, y no hay la mínima intención gubernamental de dialogar, consensuar, pedir opinión al pueblo sobre lo que más conviene.
Y la gran conveniencia de la mayoría mexicana, no está en función de los grandes intereses de las castas privilegiadas, que asociadas a intereses extranjeros, han sumido al país en la pobreza de todo tipo.
La única consulta que se le permite al pueblo es el voto, jornadas de gran despilfarro, manipulación, robo, siembra de miedo, únicos recursos a los que pueden acceder desde del gobierno para conservar el poder.
Y uno se pregunta, ¿por qué recurrir a esas prácticas para permanecer en el gobierno, en lugar de ganárselo con trabajo y resultados beneficiosos para la población?
Porque siempre hacen uso de la fuerza que da el poder y muestran su miedo a perder su privilegiada posición.
PROBLEMAS GRAVES
En México los problemas más inmediatos a resolver son la corrupción y la ignorancia, exactamente las que no se quieren tocar, pues una vez vencido ese flagelo, México pudiera resurgir y convertirse en una gran potencia mundial.
Actualmente, la sociedad mexicana se mueve en dirección a un cambio de estafeta, la necesidad es apremiante y eso no requiere de grandes estudios universitarios para saberlo; lo sabe el campesino, el obrero, los estudiantes, las amas de casa y los miles de desempleados que ha generado el modelo neoliberal.
Lo saben los pequeños empresarios, aunque muchos de ellos creen que algo les tocará en este reparto y se suman a permitir el saqueo.
Los maestros se atrevieron a ponerle el cascabel al gato, aguantaron de todo, la guerra de lodo, cuya finalidad era desacreditarlos.
Hoy, la cerrazón, soberbia e ignorancia de quienes detentan el poder, tiene al país en vilo y si no se bajan de su orgullo, la consecuencias serían desastrosas para todos.
Por eso es importante, en este momento histórico, preguntarle el pueblo qué es lo que mejor conviene al país, cómo quiere que sea su gobierno.
Nadie mejor que la gente conoce la auténtica realidad de su patria.
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