ENTRE LOS efectos colaterales y más lógicos tras la explosión de la planta de Clorados III en Petroquímica Mexicana de Vinilio (PMV), es que Mexichem recortará al 50 por ciento las plazas asignadas a trabajadores de la Sección 11 del STPRM.
Es decir, de los 699 trabajadores con los que contaba hasta antes de la explosión, ahora solo podrán emplear a 350 obreros. La Sección 11 tendrá que buscar la forma de acomodar a la otra mitad de trabajadores al interior de los complejos.
La restauración de la planta de Clorados III, mientras tanto, va a paso de tortuga, de hecho ni siquiera han dictaminado las causas que provocó el accidente, por lo tanto no pueden cobrar el seguro y se espera que los trabajos de reconstrucción concluyan hasta el 2018.
EL ACCIDENTE automovilístico que le provocó la muerte a un alcoholizado joven ayer por la mañana en pleno centro de la ciudad, mueve a la reflexión sobre qué estamos haciendo como sociedad para evitar estos eventos.
Todo parece indicar que hemos perdido la cultura de protegernos unos a otros, cuando se trata de una persona que con unos alcoholes encima, insiste en volver a casa conduciendo su automóvil.
En la década de los 90, la Cervecería Cuauhtémoc implementó en Coatzacoalcos un programa conocido como Conductor Designado, que tuvo mucho éxito y que hasta la fecha todavía se recuerda.
Conductor Designado era una campaña mediática que exhortaba a los jóvenes a que cuando salieran a divertirse, se turnaran para elegir al conductor designado de la ocasión, quien asumía la responsabilidad de no consumir ninguna gota de alcohol, ya que además tenía que manejar y llevarlos esa madrugada a todos de regreso a casa, sanos y salvos. Ojalá pudiera retomarse ese programa para evitar más desgracias como la de ayer.
HAN TRANSCURRIDO CASI 72 horas desde la desaparición de un bebé en el Hospital Comunitario de esta localidad.
No se trata de una sustracción, ya que los familiares no están en conflicto por los derechos del recién nacido, sino que indiscutiblemente se trata del robo de un bebé con las peores intenciones que uno se pueda imaginar.
En México, las organizaciones sociales no consensan cifras de robos de niños, pero se habla de 500 mil de ellos durante el periodo de 2005 al 2010, con fines de explotación sexual, laboral o tráfico de órganos.
Aquellas historias en rosa que surgían cuando se robaban un bebé, en el sentido de que se trataba de la autoría de algún matrimonio poderoso que no podía concebirlos, pero que por lo menos el niño tendría un futuro asegurado, hoy en día distan de la realidad, los niños desaparecidos, duele decirlo, enfrentan historias de terror.
Ojalá que muy pronto este recién nacido sea rescatado por las autoridades, o sea aclarado el asunto.