Ricardo Jiménez Santander
PRD: Partido bisagra
Después de la renuncia de Agustín Basave al no poder conciliar a las distintas tribus dentro del PRD. El pasado 16 de julio, fue electa Alejandra Barrales como presidenta del partido de izquierda.
La realidad del PRD es complicada. Fue desplazado de la segunda (elecciones de 2012) a la cuarta fuerza (elecciones del 2016), finanzas en quiebra, los candidatos propuestos en la coalición con el PAN fueron los menos favorecidos, el candidato más fuerte para el 2018 (Miguel Mancera) tiene un nivel de desaprobación del 60% según Parametría (julio 2016) y la preferencia efectiva del PRD es del 8%.
Bajo estas circunstancias, el PRD quedará como partido bisagra para el 2018. ¿Qué es un partido bisagra? Un partido político bisagra es aquel que al no tener la cantidad de votos suficientes, pueda alcanzar la victoria electoral por si solo, deberá realizar alianzas o coaliciones para tener posiciones de gobierno. La importancia de un partido bisagra radica en que en contiendas competidas, el volumen de votos que tiene o que puede aportar a otro partido, puede cambiar el rumbo de la elección.
En muchos países del mundo, los partidos bisagra han logrado definir elecciones, como en Israel, Inglaterra, Alemania, Colombia o España. Si se tiene una cantidad razonable de votos, su importancia es trascendental para marcar un rumbo en elecciones. Otra tarea, es evitar ser un partido rémora (como lo es verde para el PRI).
Barrales decidirá en el 2017, en la trascendental elección del Estado de México, y marcará el rumbo para la decisión a la presidencia de la República (2018). Y es para esta elección quedarán tres decisiones qué tomar:
- Ir con un candidato del partido, en este caso Mancera, que muchos suponen que en parte la decisión de que llegará Barrales es para apuntalar su candidatura. En el caso de ambos políticos existe una historia de amplia colaboración. Barrales fue parte del gabinete del político, además de que fueron pareja por un tiempo (Animal Político, 2012).
- Ir con el PAN. Durante las elecciones del 2016, fue comprobado el éxito de las alianzas. Aunque el voto se centró en sacar al PRI del gobierno, que en las virtudes de los candidatos. Al PRD, no gustó la posición de Anaya de apropiarse de las victorias al día siguiente de los resultados en donde la coalición ganaba algunos estados, aunque hubo un intento de recomposición de la mala acción, pero manchó la buena disposición que había.
- Ir con Morena. López se ha cansado de denostar a PRD, ha hecho la más deshonesta campaña de desmantelamiento de un partido político que en México se haya hecho; nada más parecido al mítico Caballo de Troya. Sin embargo, para Morena, el PRD aportaría un 8% del volumen de electores, bastante jugoso. De acuerdo al estudio de Parametría, el PAN cuenta con una preferencia del 32%, el PRI de 24%, Morena de 21%; quedando todo en un juego de sumas y restas. Para Morena el 8% que sumarían, se lo restarían al PAN. En este caso, sería una alianza más orgánica, ya que ambos partidos se dicen de izquierda. Aunque Morena ha tomado posiciones antiaborto y sobre bodas de parejas del mismo sexo, más propias de partidos de derecha y conservadores.
Barrales, debe ser consciente del papel que juega el PRD como partido bisagra. Es una decisión difícil, pero trascendental, y no deberá simplemente centrarse en una decisión de relaciones y de presiones del entorno propio de las tribus y los intereses creados. Son todavía muchos votos los que se tienen para dilapidarlos en malas decisiones.