AHORA fue un grupo de mujeres desempleadas del corredor industrial las que tomaron la caseta de cobro Coatza-Nanchital para pasar la charola a los conductores que transitan por el lugar.
Sean mujeres u hombres se trata de afectaciones directas a los intereses del estado, con la complacencia de las autoridades correspondientes que no actúan en consecuencia y dejan pasar todo tipo de acciones.
El mensaje que se manda es que cualquiera puede manifestarse sin importar si causa daño a terceros, solo porque eres desempleado. Si bien es cierto que la crisis de empleo que persiste en la región va en constante aumento, no es pretexto para permitir acciones fuera de la ley.
Se trata de personas que bien se pueden emplear en empresas de la localidad, pero al parecer toda su vida laboral la han desarrollado en la industria y ese paradigma les impide experimentar en otros campos laborales.
LOS taxistas de Coatzacoalcos son uno de los principales blancos de la delincuencia organizada y por ello, sus líderes les han recomendado no prestar el servicio después de las 11 de la noche.
Y es que los asaltantes no solo se conforman con quitarles el dinero recaudado durante el turno, sino que también los golpean sin piedad, los encajuelan y en algunos casos hasta los asesinan.
Existen colonias como la Francisco Villa, la López Mateos y la Ejidal, donde entrar después de las siete de la noche es jugarse la vida para el taxista. Los delincuentes también se llevan los carros que utilizan como taxis, ya que son fáciles de comerciar en el mercado negro.
SON más daños que beneficios los que hasta el momento ha causado la construcción del Túnel Sumergido tanto por el lado de Coatzacoalcos como por el de Villa Allende.
Solo por el lado de Villa Allende se continúa dañando la flora y la fauna, un cerro casi desaparece, muchas casas afectadas en sus cimientos y una laguna está siendo tapada.
En Coatzacoalcos, vecinos de la Vía Redonda siguen reclamando indemnizaciones por el deterioro de sus viviendas, los locatarios del mercado 12 de Noviembre continúan en su peor crisis de ventas porque el túnel en construcción les cerró el paso a sus clientes.
Además de que otras empresas de diferentes ramos como hotelería, restaurante, mecánica y hojalatería no han vuelto a recuperar a los clientes que tenían hace 10 años, cuando ni se soñaba con una obra de esa magnitud.
Ahora estos microempresarios le están apostando a que si en verdad se termina la construcción del Túnel Sumergido, se incremente la plusvalía de sus terrenos y detonen sus negocios, con más empuje que en otrora tiempos.
