EXPLOTACION INFANTIL; ‘CAFÉ CON SABOR A EXCLAVITUD’
Martín Vázquez Cabrera
EL DEGUSTAR UN TAZA DIARIA del aromático café mexicano no da en el sobresalto de todo lo que encierra al solicitarla, saborearla y hasta permitirnos el irnos sin pagarla. LA PRECIADA SEMILLA se cotiza en el mundo por su pureza, altura, cuerpo, sabor y color. ¿PERO? Este néctar de origen árabe hoy concibe una larga letanía de otros cuerpos, de otras manos que la siembran y cosechan. PARA DECIRLO en visiones propias, en solo siete días que estuvimos fuera de redacción de las páginas de El Heraldo de Coatzacoalcos, tuvimos la visión propia y de primera mano de lo que es verdad hablar con quiénes van y vienen entre fincas y estados cafetaleros (como el nuestro), de esos jóvenes-niños explotados por los modernos negreros y acaparadores del cinturón de miseria enganchadora en donde el lucrativo negocio da solo para los modernos señores feudales toda la riqueza que solo se explica condenando a familias enteras a “seguir la tradición” ancestral en donde no pueden moverse del destino irremediable trazado para ser finqueros de por vida.
LA MANO DE OBRA REGALADA, que apenas da para llevar una vergonzosa miseria es indignante cuando se tiene uno enfrente a esos niños de la región del Soconusco y las faldas del volcán Takaná en la periferia de Tapachula, Chiapas. NIÑOS tzoziles, tzezales, mayas…De increíbles sonrisas que apenas disimulan el cansancio de sus 11, 12, 13 años… Quizás en la desnutrición de su hogar olvidado por ese otro mundo que nos les permite escapatoria, solo el de ser llevados a otras fincas (o intercambiados) entre Guatemala y Chiapas…MUNDO PERRO Y cruel de la miseria inaudita que intercambia el poderío de la otra riqueza de la Tuxtla Gutiérrez, capital del estado, donde se mira ese nuevo mundo vetado a esos rostros morenos de piel lampiña, donde me avergoncé hasta de mi vestimenta.
EL CAFÉ DA PARA TODOS los días. Detrás de su incremento, está la justa explotación del ejército de niños que son llevados de finca en finca para el corte, recolección y quizás molienda rústica para vender o revenderles (no regalarles) el sobrante de la aromática semilla que sudan en oro un futuro de más obscuridad. “DOLOR con sudor, no sabe” nos advierte el apenas jefe de cuadrilla que oscila entre los 13 años. “Somos de esta región y no podemos irnos a otra, menos a las de San Juan Chamula. Ahí hay mucha gente mala y son zapatistas, nos ha dicho Don Julián. Ya viene el tiempo de aguas y hay muchos pedidos, por eso hasta compartimos turnos de noche para descarapelar la semilla y salir tempranito para Guatemala…”
PARA ELLOS NO hay celulares (no los entienden bien) ellos no salen a cazar pokemones…Y NO SON tan diferentes a los niños-adolescentes de nuestra Sierra de Soteapan. ELLOS NO ESTÁN conectados a ninguna red, ellos no tienen Facebook: ni saben de las Olimpiadas ni mucho menos de los escándalos de alta corrupción de ciertos gobernantes. LA VIDA SE DA y se quita, aquí como escribiera Rafael Sebastián Guillén “Como en un estornudo. Aquí se nos paga a 20 pesos el saco de 25 kilos levantado”. SEGURAMENTE aquí no hay vacaciones ni reparto de utilidades. Ni mucho menos café con leche descremada, para evitar el alto colesterol en la sangre fustigada en la explotación vergonzosa y vulgar de los modernos encomenderos españoles. Aquí la vida ya no es un camino de ida y vuelta, es la maldita negación de todos los credos, políticos y religiosos. ES LA CHIAPAS, Veracruz, Oaxaca, Guerrero…La Guatemala cafetalera y el sur serrano veracruzano, lugares donde florece la semilla aromática más degustada en el mundo, donde la palabra indignación nos enmudece la lengua arrancada al senador Belisario Domínguez.
DISCULPE Usted ante tanta insolencia en la redacción de estas líneas, pero mi camino se truncó hace unos días cuando escapábamos al paraíso de Puerto Escondido, pero la sangre chiapaneca nos empujó en La Ventosa a los límites de Tapachula, ahí encontramos la otra Chiapas. LA DE LOS investigadores de la National Geografic, la de Tele-Mundo, la de France Press… Y la mía, que conduce quizás al imaginario de un cuento mal contado y sin más datos que los narrados fugazmente. ES QUIZÁS más cultivable y productiva para las conciencias activas que seguir redactando los odios y denuncias de fanfarrones y simuladores. ES DENUNCIA ANTE DIOS, de este mundo de vulgar explotación de una semilla y sus huérfanos recolectores que al menos me brindaron su tiempo, sonrisas…ME MOSTRARON las veredas y caminos para llegar a lo que ellos llaman hogar. HOGAR de vasijas de barro, de catres, de olor a leña. DEL INCONFUNDIBLE rostro de la miseria bárbara, ese que todos los días se la bajan con café negro decenas de comuneros-niños en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero. SON LAS ALMAS DE A PIE, esas que nadie ve, ni extrañan, y que ni nos enteramos cuando bebemos a diario el amargo amanecer en decenas de comuneros-niños en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero. SON LOS QUE NUNCA ESTÁN y nunca llegaron. Esas figuras afligidas y diminutas, que ni nos enteramos si lloran o ríen cuando degustamos a diario el amargo amanecer de los ismos; Los niños sin nombres… sin patria.