24 de Noviembre de 2024

Los Underwood de Centroamérica

Pascal Beltrán del Río

 

Nicaragua es un país del que solemos ocuparnos únicamente cuando lo azota una tragedia, como alguno de los frecuentes terremotos que allí tienen lugar.

Sin embargo, hoy es necesario voltear a ver a Nicaragua porque lo que ha estado ocurriendo en esa nación es la implantación de una dictadura que quiere emular a la del clan Somoza, que el siglo pasado dominó el país durante varias décadas.

Luego del derrocamiento de Antastasio Somoza Debayle por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en 1979, la guerrilla triunfante gobernó Nicaragua. Era la época de la Guerra Fría y el país centroamericano fue hostigado por Estados Unidos por sus acercamientos con el eje rival.

En 1989, luego de una década de gobierno revolucionario, se forma la Unión Nacional Opositora, conformada por 14 partidos, con el objetivo de derrotar al FSLN en las elecciones de 1990.

Era la época en que culminaba la desilusión con el llamado socialismo real y los regímenes que sostenían esa visión fueron cayendo como fichas de dominó.

El 25 de febrero de 1990 ganó las elecciones Violeta Chamorro, esposa de Pedro Joaquín Chamorro, opositor de la dictadura de Somoza, asesinado por ésta en 1978.

La nueva etapa democrática de Nicaragua comenzó con muchas esperanzas, pero derivaría en ineficiencia y corrupción. A Chamorro la sucedió Arnoldo Alemán, exalcalde de Managua, cuya presidencia fue manchada por señalamientos de enriquecimiento ilícito.

El siguiente presidente, Enrique Bolaños, no pudo sacudirse la influencia de Alemán en la esfera gubernamental y acabó siendo rehén del reparto de poder que hicieron los liberales, encabezados por su antecesor, y los sandinistas de Daniel Ortega.

Éste se postuló a la Presidencia en 2006 y triunfó ante una oposición dividida, con 35% de los votos.

Cobijado internacionalmente por el bolivarianismo, el viejo comandante sandinista se lanzó a la reelección en 2011, pese a que la Constitución se lo prohibía.

El actual periodo de gobierno, que comenzó en enero de 2012, se ha caracterizado por un férreo control del FSLN sobre la política del país.

 

Apenas el mes pasado, el Consejo Supremo Electoral despojó de su escaño a los únicos diputados opositores al régimen, miembros de una alianza entre el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Movimiento de Renovación Sandinista, una facción disidente del partido gobernante en la que participan ex guerrilleros como Víctor Hugo Tinoco, quien llegó a ser embajador de Nicaragua ante la ONU en los años 80.

La maniobra para vaciar de opositores a la Asamblea Nacional de 92 miembros comenzó con una disputa por la dirigencia del PLI. Un fallo judicial entregó la dirigencia a Pedro Reyes, un personaje cercano a Ortega, cosa que resistieron los diputados opositores, quienes reconocen como líder al también legislador Eduardo Montealegre.

“Ortega, mostrando su verdadero rostro de dictador, mandó a destituir a 16 diputados opositores que no se le doblegaron, ni se vendieron”, escribió en Twitter la disidente sandinista Dora María Téllez.

La oposición nicaragüense considera que la decisión del Consejo Supremo Electoral es parte de una maniobra rumbo a los comicios presidenciales de noviembre, a la que se presentará Ortega con intenciones de reelegirse nuevamente.

De consumarse, esta reelección tendrá un giro interesante, que parece calcado de House of Cards. Ortega se presenta a los comicios llevando como compañera de fórmula a su esposa, Rosario Murillo, igual que lo hace el personaje Frank Underwood en la popular serie estadunidense.

El caso también puede compararse con los Perón y los Kirchner en Argentina.

Pero Murillo no es el único miembro del clan Ortega en escalar posiciones de poder. También participan en labores oficiales Luciana, Camila, Rafael y Laureano, hijos de la pareja

De hecho, Laureano –conocido por su gusto por la ópera y los trajes, autos y relojes finos– controla muchos de los negocios del régimen, que incluyen los contratos con el empresario Wang Jing, magnate chino de las telecomunicaciones, encargado del proyecto de construir un canal interoceánico.

Pobre Nicaragua, haberse deshecho de la dictadura de los Somoza y la corrupción de los Alemán, para caer en manos del clan Ortega.