Las crisis son tiempos de cambio, para bien o para mal; el pueblo más culto de la tierra, el que tenía más premios Nobel a principios del siglo XX, entronizó a Hitler en un periodo de crisis social.
Hoy las estadísticas del desempleo son cifras muy grandes; ahora estoy más convencida de que en realidad no es el dinero lo que nos da la felicidad. Nuestro pan, nuestra agua vienen de Dios. El sólo puede llenar nuestra hambre y sed...
Si estás viviendo un tiempo de crisis, de desempleo, no busques la salida fácil. Te invitó a que busques como nunca de Dios, no de una religión. Busca de sus palabras que darán vida, y saciarán tu sed.
La mayor parte de las personas están desesperadas por obtener poder y dinero. El poder y la influencia no están mal, siempre y cuando estén en las manos correctas para ayudar y servir al prójimo.
Pensemos por un momento en Jesús Dios. Él era un hombre con poder e influencia, pensemos qué fue y cómo es y qué quería. Solo quería y quiere que seamos felices y que con fe todos tengamos paz, y que cuando nos de influencia, transmitamos paz...
Poder para ayudar...
Poder para dar esperanza...
Poder para tener misericordia y compasión...