La angustia de perder un hijo
Margarito Escudero Luis
No se puede quitar el dedo del renglón, no se debe dejar de insistir en que se requieren acciones diferentes para solucionar el terrible mal que nos aqueja como ciudad.
Es definitivo que las autoridades no pueden con el paquete, o deliberadamente permiten que se siembre el terror entre la ciudadanía, deliberadamente permiten que familias se vean mutiladas, que padres, hermanos, esposas, hijos, caigan en el terrible tormento de la angustia de no saber nada de su pariente.
Y más grave aún, es que los familiares que denuncian la desaparición de su ser querido, presentan pruebas y señalan que los responsables de tales desapariciones han sido las fuerzas que deberían proteger a la ciudadanía, señalan a elementos de la llamada Fuerza Civil y la Policía Estatal como responsables de esas desapariciones, pues hubo testigos que indican a los mencionados como quienes detuvieron a las personas que hasta hoy no aparecen.
Pero no sólo luchan en el día de la conmemoración, pues todos los días están a la espera que la autoridad resuelva los casos, y no se quedan de brazos cruzados, ya salieron en una jornada a buscar fosas clandestinas y las encontraron.
Uno de los padres de familia que buscaba a su hijo, lo encontró, de esa forma y a pesar del dolor que causa saber el terrible destino del familiar, la angustia termina, se cierra el círculo.
HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS
Con la certeza de que la desaparición forzada es terrorismo de estado, los padres de familia que han perdido a un hijo en esas condiciones, luchan porque:
1. Las víctimas de desaparición forzada y desaparición a manos de particulares son hijos, hijas, padres y madres de TODO el pueblo.
2. La lucha contra las desapariciones forzadas debe ser una lucha de TODO el pueblo y en este sentido los movimientos y organizaciones que luchan por mejorar las condiciones de vida son los primeros que están obligados ética y políticamente a luchar contra esta política de Terrorismo de Estado.
3. La desaparición forzada es una estrategia de terror del Estado que forma parte de mecanismos de represión más amplios como el control de la población, del territorio, la eliminación de la disidencia política y la lucha contrainsurgente.
4. La lucha contra las desapariciones forzadas y por la presentación con vida de los detenidos desaparecidos, tiene que desarrollarse en el plano de la organización, movilización y la denuncia al mismo tiempo que se desarrolla en el plano jurídico, de derechos humanos y mediático.
5. La lucha contra las desapariciones forzadas no debe ser ajena a la lucha por cambiar las condiciones económicas y políticas que permiten que el Estado desaparezca de manera forzada a miles de personas.
6. El quitarle el carácter forzado a las desapariciones que comete el Estado contribuye a la impunidad y a la confusión de las familias respecto a la responsabilidad estatal. El querer que todas las desapariciones estén dentro del concepto de desaparición forzada contribuye a diluir la responsabilidad estatal. No debe hacerse invisible la desaparición forzada y muchos menos las desapariciones forzadas por motivos políticos.
7. Los detenidos desaparecidos son del pueblo, pertenecen al pueblo y la exigencia de su presentación con vida es una demanda política que trasciende los lazos familiares y las militancias políticas, es una bandera de lucha que todos debemos enarbolar.
8. La desaparición forzada es una política de Estado por comisión y aquiescencia y la desaparición a manos de particulares se comete gracias a la omisión del Estado. No diluyamos la responsabilidad del Estado. Ni Estado fallido, ni Estado incapaz o rebasado, lo que vivimos es Terrorismo de Estado.
Exigen también una Ley General Contra la Desaparición Forzada y desaparición a manos de particulares elaborada desde las organizaciones de víctimas, organizaciones de derechos humanos y populares. No avalarán una Ley General que no corresponda a los estándares internacionales.
Los derechos a la verdad, memoria, justicia, reparación integral y medidas de no repetición, no son negociables. No aceptan el engaño de la promesa de verdad por justicia, si no hay castigo a los responsables se estaría permitiendo que continúen las desapariciones forzadas y que miles de familias padezcan el dolor que hoy padecen.
Finalmente exigen juicio y castigo a los culpables.
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