La indignación ficticia
Margarito Escudero Luis
Hubo una muestra más que las redes sociales por internet están supliendo a la participación personal, la manifestación in situ de las personas, siempre que sea algo que de verdad las interese.
Las manifestaciones contra cualquier cosa en Facebook son más virales de lo que pudiera darse en la realidad, protestamos cómodamente por todo lo que merece ser protestado, pero a la hora de la verdad, no nos atrevemos a dejar nuestra zona de confort y menos si es domingo.
Así sucedió luego que miles de personas se indignaran por la tala de varias casuarinas en las instalaciones de la Casa de Cultura de Coatzacoalcos, eliminando así el lugar donde pernoctaban algunos pelícanos y otras aves como gaviotas, palomas y zanates.
Es sabido que cada árbol es un hábitat para innumerables especies, no sólo para las aves. Miles de insectos viven en cada árbol, por eso cada vez que se corta uno de ellos, miles de animales de varias especies, se quedan sin hogar.
Pero estamos en la “civilización”, el lugar de la tecnología, en cemento en gigantescas cantidades, la cultura fina y exquisita, donde la internet ha sentado sus reales y la poesía ambientalista es sólo una pose.
Desde hacía mucho tiempo, los usuarios de la Casa de Cultura se quejaban que los pelícanos dejaban caer sus heces sobre los autos y ¡fuchi!, es asqueroso.
Así que la solución fue quitarles el lugar donde pernoctan y ¡Listo!
Pero eso despertó la indignación de muchos feisbuqueros, se lanzaron con la Cultura que se promueve desde la Casa de la Cultura, “lincharon” a las autoridades encargadas, lamentaron que los animalitos se hayan quedado sin casa.
ZONA DE CONFORT
La gota que derramó el vaso fue un video que subió el ciudadano Onasis Santiago Vázquez, donde se aprecia a un solitario pelícano cruzando la calle rumbo a las instalaciones mencionadas, eso provocó la compasión de los enardecidos internautas y acrecentaron su virtual protesta.
El video tuvo miles de réplicas, cientos lo vieron y se solidarizaron con los pelícanos, reclamaron a las autoridades, a la directora de la Casa de cultura y, en el clímax de la indignación, citaron a un plantón frente a la Casa mencionada para el domingo por la mañana.
Tal vez la idea era aprovechar el enojo de la gente, pero en la Casa de Cultura no laboran los domingos, y la mayoría prefiera estar cómodamente en la casa, dormir hasta tarde, echar la hueva.
Así que la mentada manifestación pacífica fue un fracaso, sólo llegaron 15 personas con sus cartulinas, algunos llegaron tarde, había más reporteros, camarógrafos y fotógrafos que manifestantes.
Y Onasis Santiago aprovechó para declarar a la prensa sobre el error cometido por las autoridades, por el “desastre ecológico” provocado y por la falta de sensibilidad de la directora Angélica Carmona.
Dieron otras posibles soluciones al conflicto de los autos embarrados de caca de pelícano, cuestionaron si se dieron los permisos correspondientes para talar los árboles y, en todo caso, por qué los dieron; ahora los pobrecitos pelícanos no tienen a donde ir.
La indignación popular seguirá encerrada en internet, en la comodidad de la oficina, de la sala, del aire acondicionado que ha acelerado el calentamiento global.
Fue una suerte que este ciudadano pasara por donde un pobre pelícano cruzaba la calle con trabajo, de otra forma, no hubiera indignación virtual.
Tal vez si subiéramos más videos como ese, mostrando las descargas de aguas negras al río y al mar, tengamos otra andanada de indignación virtual.
O si lográramos captar en video la enorme montaña de porquería que cada día contamina el pantano y que a su vez, contamina el río y en seguida se contamina el mar, y provoque la muerte de animalitos como las tortugas, garzas, manatíes, mapaches, cocodrilos e innumerable cantidad de peces, tal vez, y digo tal vez, tuviéramos una importante cantidad de personas que se darían cuenta de la magnitud del desastre ecológico que han provocado.
Esas descargas de aguas negras es caca de la gente y contamina seriamente la playa y las toneladas de basura, que también producimos los ciudadanos, que se acumulan en el basurero de Las Matas sin que nadie, absolutamente nadie se indigne, ni pida la renuncia de director alguno, ni haga plantones, ni nada.
Ahí se afecta el entorno ecológico de la gente, no sólo de los animales y no nos indignamos ni en Facebook.
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