2 de Octubre de 2024

PENSADORES Y FARSANTES

Martín Vázquez Cabrera

EL PODER COMPARTIDO EN VERACRUZ; ‘EL PODER QUE SE ESCAPA’

“PENA QUE NO SE CONFIESA, es pena que va sin perdón”. ALGO ASÍ nos comentó en una ocasión un político sureño, cuando caído en desgracia del bagaje priista de los años 80 quedaba fuera; le dejaban y degradaban al ostracismo. AL “estar, pero no estar”, al incólume momento en que todos se aposentaban en secretarías luego de una ardua campaña por la gubernatura, ante el efecto “Cuauhtémoc Cárdenas” en su primera intentona por ganar la Presidencia de la República y que arrastraba a muchos prestigios de políticos profesionales ante un avance electoral de una sociedad hastiada que había salido CON TODO a golpear al régimen tricolor encarnado en la figura de Carlos Salinas de Gortari. LA HISTORIA AMARGA del auto-exilio de este personaje la dejé escrita en un ensayo sobre las malditas maldades que corroen a protagonista, genios del vasallaje, dueños de una ambición insana que solo permite ver la verdadera alma de los que triunfan en el mundo aparte de la politiquería mexicana…

EL VERACRUZ DE ESE entonces era otro, y el feudo al interior del Revolucionario Institucional no cabía a fragmentaciones. EXISTÍAN castigos ejemplares rumbo al “Gulag”, exilio forzado a quienes se iban de lengua. A QUIENES intentaban siquiera ciertos comentarios de posibles conspiraciones, “se la aplicaban” con bastardía para que toda la nomenclatura se aglutinara más entorno al hombre fuerte, léase; el Gobernador del Estado.

MUCHA TINTA ha corrido desde los tiempos mismos, idos de Rafael Hernández Ochoa, Agustín Acosta Lagunes (antes Rafael Murillo Vidal) y que decir de Fernando Gutiérrez Barrios, quien aglutinara en un solo puño las graves grietas que el cardenismo le había infringido al priismo, aquel 6 de julio de 1988 donde prácticamente el estado, “Granero y Yunque de la nación había estado al borde del colapso electoral”. ALGO HABÍA ocurrido dentro de la nomenclatura y no sería el mismísimo Fernando Gutiérrez Barrios quien pagaría los platos rotos, cuando finalmente el impuesto nuevo presidente de los mexicanos, Carlos Salinas lo llevara al gabinete presidencial para situarlo como Secretario de Gobernación. ALGO HABÍA ocurrido en Veracruz en las elecciones del 6 de julio del 88, que no le había gustado a Salinas.

GUTIÉRREZ BARRIOS supo preparar y empujar pacientemente a su “delfín-sustituto”, DANTE Alfonso Delgado Rannauro. DANTE era el mejor alumno del ex director de la temible Dirección Federal de Seguridad (la policía política mexicana). DELGADO RANNAURO tenía por delante cuatro años para hacer o demostrar que su maestro no se había equivocado en nombrarle en el cargo más estratégico por el deseado. Y, AL MENOS, Dante Delgado no pasó “sin pena, ni gloria”; su vocación republicana quedó asentada en un sinnúmero de obras que todavía prevalecen y que nadie ha logrado ni siquiera igualar, o menos superar. EL VERACRUZ de la buena política republicana estaba volviendo a funcionar en todos los frentes; la herencia estaba ahí para seguir en el camino trazado finamente, hasta que el despertar de una nueva clase política le extirpara su razón de ser. LLEGARÍAN LOS neoliberales, nuevo orden. NUEVOS FUSILAMIENTOS, persecuciones y encarcelamientos comenzaron a ser el rasgo y tónica en la era de los 90 para Veracruz y su tránsfuga clase política que no entendían a un gobernador que le heredaban un imperio al amparo de caprichos, ambiciones personales y vendettas de toda laya. ESA “POLÍTICA” no se entendía y se volvería a romper el eje rector a la caída y fin del salinato tecnócrata neoliberal. OTROS ESPERABAN su turno en Veracruz.

SI ALGUIEN NO ENTIENDE la semiótica que se dio durante largos 12 años donde Fidel Herrera Beltrán (último de los republicanos y de la vieja guardia) conseguiría impulsar a su sucesor y ya en la cuenta regresiva de todo lo que significó y representaron estos 12 años de gobiernos paralelos, pero abismalmente diferentes, habría de entrar la política jarocha en otros términos acuciosos. LA ERA Duarte de Ochoa daría otros reflejos y matices al difícil momento sucesorio en un estado altamente cotizado (electoralmente hablando).

NO TODAS LAS PIEDRAS arrojadas sobre la espalda del aun Gobernador del Estado le corresponden. EN EL MURO DE las lamentaciones de una derrota amarga, todos los pretextos y traiciones caben. SOBRE LO PERDIDO, el máximo aprendizaje expuesto, de lo que se debió hacer y no se logró.

LAS ACUSACIONES de quienes se dicen haber sido traicionados por los “números rojos” entregados políticamente en el 6 de junio pasado, solo denotan la pequeñez y estrechez de miras, AHORA QUE SE HA perdido el paraíso. LA EMANCIPACIÓN ya trastoca hasta los que presumían su dignidad, palabra y honor. QUE FORMA RUIN de no aceptar una derrota.

POSDATA: “La luz de los ojos alegra el corazón; y la buena fama engorda los huesos. La oreja que escucha la corrección de vida, entre los sabios morará. EL QUE tiene en poco la disciplina, menosprecia su alma, mas el que escucha la corrección, tiene entendimiento. EL TEMOR de Jehová es enseñanza de “sabiduría”: Y delante de la honra está la humildad. (Proverbios 15); sobre diversos asuntos.