LAS CHOAPOLITICAS
JUAN MANUEL JIMÉNEZ GARCÍA
Antes de empezar a tocar este punto, quiero aclarar que tengo muchos amigos taxistas y que en este conflicto que sucedió con un autobús del tecnológico de Las Choapas solo fueron algunos choferes de estos vehículos, no pretendemos generalizar, existen taxistas que con este trabajo han sacado adelante a su familia y dignifican este empleo.
Pero ahora hablaremos de estos taxistas que de manera irresponsable siguieron desde las instalaciones de la máxima casa de estudio un autobús con estudiantes a bordo, le dieron alcance y le cerraron el paso… la pregunta que me hago y que seguramente muchos se están haciendo es la siguiente:
¿A quién diablos se le ocurrió la idea de seguir un vehículo escolar?, y olvídense que sea del tecnológico de Las Choapas, a cualquier autobús que transporta estudiantes de cualquier escuela y de cualquier nivel es casi sagrado, y no estoy exagerando con este término y voy a explicarlo por qué.
Para empezar, estos inteligentes taxistas pudieron ocasionar una desgracia que en estos momentos estaríamos lamentando mucho, no quiero imaginar un accidente donde hubiera víctimas mortales, estaríamos en el ojo del huracán de todo el país y una vez más seriamos noticia a nivel internación de manera negativa.
Pero ¿por qué estos envalentonados conductores del servicio colectivo en su modalidad de taxis actuaron así?, desde luego que hay uno a varios responsables que azuzaron a los demás sin medir las consecuencias, la excusa que argumentan todavía es más débil que la acción emprendida, quedan exhibidos de manera grotesca al decir que lo hacían por una competencia desleal por parte del tecnológico de Las Choapas.
Hágame el recontra jodido favor… ¿entonces los estudiantes no tienen derecho a contar con su propio trasporte escolar porque estos taxistas se indignan y asumen conductas inapropiadas que ponen en riesgo a los estudiantes?
Cómo se ven que muchos de estos taxistas nunca fueron a la escuela, no comprenden que cada peso para un estudiante vale mucho, que las familias hacen un esfuerzo para solventar los gastos de los hijos que acuden a estudiar, que en ocasiones, o desayunas o pagas tu pasaje y por eso buscan alternativas con la única finalidad de ahorrarse unas monedas.
Pero algunos taxistas están empecinados en echarnos la culpa de la crisis económica por la que atraviesan, cuando deberían de protestar con sus líderes y gobernantes al otorgar concesiones a lo loco, de achacarle al usuario la competencia desleal del gremio, de cobrarle a la población con aumento en la tarifa sin ninguna autorización.
Lo sucedido el pasado martes rebasó los límites de la prudencia y como sociedad no podemos permitirlo, ningún sector tiene derecho a afectar al otro y menos de esta manera, poniendo en riesgo la vida de los estudiantes.
Cuando recordamos dos años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, estuvimos a “un pelito” de tener la versión choapense de esta barbarie, otra vez con los estudiantes, otra vez con los jóvenes que son el futuro del país.
Y me sigo preguntando ¿de quién fue la idea?