Duarte no salió del país; ¡caerá pronto!
Ricardo Alemán
Según información de seguridad nacional, Javier Duarte, gobernador con licencia, no ha salido del país desde que dejó el gobierno de Veracruz.
“Duarte sigue en México” y autoridades federales le siguen la pista muy de cerca, al grado que “de un momento a otro estará preso”, confiaron las fuentes.
Más aún, se sabe que los días previos al 12 de octubre —fecha en la que solicitó licencia al Congreso estatal para ausentarse del cargo de gobernador de Veracruz—, gestionó un paquete de visas a la embajada de Canadá en México para él, para su esposa y sus hijos.
Según las mismas fuentes, el gobierno de Canadá negó el documento consular —le negaron las visas—, y durante varios días los pasaportes de Javier Duarte, de su esposa e hijos estuvieron en custodia de la embajada de ese país. Luego, habrían sido recogidos por desconocidos.
Siempre de acuerdo con las mismas fuentes, la autoridad federal estableció un riguroso cerco de vigilancia a familiares y amigos de Javier Duarte y, de acuerdo con los reportes que se tenían hasta anoche, la detención del ex gobernador de Veracruz se puede dar en cualquier momento.
Por otro lado, el cambio de titular en la PGR —de donde salió Arely Gómez y llegó Raúl Cervantes— no provocó ningún retraso en la integración de las carpetas respectivas en torno a por lo menos una veintena de personas que son investigadas sobre distintos delitos imputados a Javier Duarte.
Se trata de lo que se conoce como “la red de complicidad” del ex gobernador de Veracruz, la cual se extiende a familiares cercanos, amigos, colaboradores y aliados políticos, entre ellos algunos vinculados con el PAN, con el PRD y —sobre todo— con el partido Morena de Andrés Manuel López Obrador.
En éste último caso —el de Morena y AMLO—, se sigue la pista al dinero que Javier Duarte habría entregado directamente en manos del entonces candidato de Morena al gobierno estatal, Cuitláhuac García Jiménez, quien fue ungido por el propio López Obrador.
Y es que, como saben, Javier Duarte estableció una alianza político-electoral con Morena —directamente con Andrés Manuel López Obrador— para hacer crecer al candidato de ese partido al gobierno estatal y, con ello, restarle fuerza a los opositores del PAN y del PRD.
Y resultó tan efectiva la alianza de Duarte con AMLO que Cuitláhuac García no solo le quitó votos al PRD y al PAN, sino que estuvo a punto de ganar la elección. Y curiosamente durante toda la campaña para renovar el gobierno de Veracruz, López Obrador no cuestionó al gobierno de Duarte ni con el pétalo de una rosa.
La estrategia consistió, sobre todo, en la entrega de fuertes cantidades de dinero para financiar la campaña de Morena. Y era tal la evidencia y la fuerza de esa alianza que la voz popular motejó a Cuitláhuac García como El chueco. ¿Por qué? Porque decían que cuando salía de nocturnas visitas al gobierno estatal, “salía cargando una pesada maleta de dinero que lo hacía ver chueco”.
Y es que, a cambio de que Duarte financiara la campaña de Cuitláhuac García Jiménez —candidato de Morena a Veracruz—, AMLO guardó para mejor ocasión las críticas “al corrupto gobierno de Duarte”. Algo parecido a lo que propuso César Yáñez al gobierno de Puebla, a cambio de exonerar a su novia.
Y es tal la fuerza de la alianza entre Duarte y López Obrador —y la lealtad de ambos—, que aún hoy, López Obrador es el único defensor de Duarte, a quien califica de chivo expiatorio de “la mafia del poder”.
En cambio, vale decir que la detención de Javier Duarte se ha convertido —en los hechos— en razón de Estado. ¿Por qué?
Porque según las fuentes consultadas, mientras Duarte se aliaba con AMLO, engañaba al presidente Peña Nieto. Por eso, aseguran, es inevitable que termine en prisión.
Por lo pronto, existe una desbandada de veracruzanos. Y se corre el riesgo que el estado se quede solo, motejan en La Parroquia.
Al tiempo.