El tema de la Ley de Seguridad Interior está por demás manoseado y politizado, es lamentable que la clase política utilice como arma de renta electoral, un tema que es de la mayor relevancia e interés para la seguridad de todos los ciudadanos del país. Al escuchar argumentaciones de legisladores, pareciera que el Ejército y la Marina no estuvieran patrullando las calles de los estados de la República desde hace diez años cuando menos, da la impresión de que apenas se estuviera en la antesala de que eso ocurriera y que se estaría discutiendo un marco regulatorio para poder encomendarles esas tareas.
Si las Fuerzas Armadas han estado por tanto tiempo coadyuvando en tareas distintas a la naturaleza de su formación y los temas de inseguridad no se resuelven aún, es lógico e imperante que deban permanecer en esa actividad, pero para ello hay que crear un marco legal que acote y determine lo que pueden o no hacer. No se trata de militarizar las actividades de seguridad, de hecho el país ya está militarizado y parece ser que algunos no se quieren dar cuenta de ello.
El problema más grave, es que el Ejército y la Marina han tenido que intervenir porque los niveles de gobierno han sido rebasados por la delincuencia y porque los cuerpos policiacos que existen no tienen la capacidad de frenar la delincuencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos. En tanto no se formen policías con vocación, con alto sentido de responsabilidad, con salarios dignos y armamento eficiente, sería una locura pensar que las Fuerzas Armadas deban regresar a los cuarteles, esto sería un suicidio.
En tanto los niveles de gobierno cuenten con los policías suficientes y bien capacitados, las Fuerzas Armadas deben coadyuvar en esas tareas solo de manera temporal, pero dentro de un marco legal que regule puntualmente sus actuaciones. Es un contrasentido que por un lado se proponga amnistía a los delincuentes, y por otro se regatee una legislación que dé certeza a la actuación de soldados y marinos. Es más grave la forma en que operan porque en todo caso están sujetos a cometer errores, para los que no hay reglas de operación claras.
Es un contrasentido que legisladores de izquierda arremetan contra una propuesta solo por ser iniciativa del actual gobierno encabezado por enrique peña nieto, cuando Andrés Manuel de manera muy clara y contundente tiene en su proyecto de nación 2018-2024, como propuesta textual lo siguiente: artículo 428 inciso “b) Poder Legislativo.- Si el ejército Mexicano va a continuaren la calles es necesario aprobación de la Ley de seguridad interior, es impensable que el ejército Mexicano continúe haciendo labores de seguridad pública que no le corresponden, sin un ordenamiento legal apropiado, por la única razón que las policías estatales y federal están totalmente infiltradas por el crimen organizado, eso no es un discurso es una realidad”.
Es necesario que los legisladores antepongan a los intereses de grupo o partidistas, los de la nación, no es justo que confundan a los ciudadanos, solo porque se trata de sacar raja electoral, el doble discurso es una falta de respeto los ciudadanos, sobre todo cuando se trata del tema más delicado y preocupante como es la seguridad.