24 de Febrero de 2025

EN TERCERA PERSONA

LA TARJETA DE LEONEL LUNA

HÉCTOR DE MAULEÓN

Días antes de su muerte, el exdelegado en Álvaro Obregón, Leonel Luna, envió a mi cuenta de Twitter varios mensajes directos:

“Hola buenas noches”.

“Tengo unos documentos para enviarle”.

“Exconvictos en vía pública en Álvaro Obregón”.

“Denuncian comerciantes”.

“¿Algún correo?”.

Se lo compartí. Pasaron unos días. Llegaron otros mensajes:

“Hola buenos días”.

“Ya enviado el correo”.

“Si faltan datos, me avisa Saludos”.

Revisé la información que acababa de enviarme. Había llegado desde una cuenta alterna, o tal vez desde la de algún colaborador, no lo sé bien. Le escribí para decirle que me hacía falta mayor información.

Contestó:

“Envío hoy”.

“Con gusto”.

Pero la nueva información nunca llegó. Luna murió la madrugada del domingo 14 de marzo en un supuesto accidente automovilístico. El dictamen de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México indicó que el exdelegado conducía a exceso de velocidad y bajo los influjos del alcohol. Quedó prensado entre el asiento y el volante, con serias fracturas en tórax.

Los paramédicos lo hallaron aún con vida, pero no llegó a tiempo al hospital.

Varias personas que lo conocieron desconfiaron de aquel dictamen. “Leonel Luna no tomaba, ni en comidas”, declaró el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano. “Leonel Luna no tomaba, era abstemio”, escribió la exdiputada Lía Limón.

Las redes sociales se encendieron con un tuit del exprocurador Ignacio Morales Lechuga, quien llamó la atención sobre un golpe ubicado en la parte trasera del auto del exdelegado. ¿Sería posible que otro automóvil lo hubiera embestido desde atrás, lanzándolo contra el muro de contención en el que el suyo se hizo pedazos?

Pregunté entre las autoridades capitalinas. Respondieron que no. Una fuente me compartió algunos de los mensajes de quienes habían analizado las cámaras de seguridad aquella madrugada: “Casi se estampa más atrás”. “Tal vez se quedó dormido”. “Se estampa solo, se ve en los videos que no trae ‘cola’”.

Salvador García Soto señalaba en su columna que el video del impacto, sin embargo, no fue presentado por las autoridades. Al reunir los puntos oscuros del accidente, el periodista sugirió la posibilidad de que en la ciudad estuviera ocurriendo una “limpia”, de cara al proceso electoral.

Vuelvo a la información que Leonel Luna me envió. Indica que el ex director general de Gobierno de Álvaro Obregón, Erick Reyes León –“actual coordinador de la campaña de Layda Sansores en Campeche”–  había entregado los cargos más relevantes en Vía Pública a individuos “que forman parte de la banda del Maestrín”: entre ellos, los hermanos Pedro Cid Caballero, alias El Perris, y Mario Cid Caballero, alias La Sombra.

Maximino López, El Maestrín, fue el principal narcomenudista en Álvaro Obregón. Mantenía una guerra a muerte contra Jonathan Canchola, El Lenin Canchola, y la perdió.

Es muy posible que la muerte de Leonel Luna haya sido producto de un accidente. Su tarjeta revela, en todo caso, que el exdelegado recababa información delicada en los días anteriores a su muerte, sobre la crítica condición que priva en una alcaldía escandalosamente infiltrada por el crimen, la violencia y la corrupción.