Margarito Escudero Luis
¿Cuándo se pierde la dignidad?, ¿En qué momento alguien deja de ser lo que es para convertirse en otra cosa?, cosa diferente a lo que dijo, prometió y se comprometió.
Ahora los médicos del país, o por lo menos un número importante de profesionales de la medicina, toman las calles para protestar, llamar la atención y pedir (exigir) que se respete su profesión.
Es decir que los llamados doctores sienten que ya su profesión no se respeta, ya no son intocables, ahora pueden estar en el banquillo de los acusados por no hacer bien su trabajo.
Y es que los médicos no trabajan con cosas, máquinas, papeles; su objeto de atención es un ser vivo, humano como ellos que siente dolor, se enferma, vomita y se indigna cuando siente que un galeno no lo está tratando bien.
Los médicos tuvieron que decidir salir a que los vean, luego de una serie de atrocidades que se cometieron en contra de ciudadanas mexicanas, que no fueron atendidas como lo marca el protocolo y como lo prometieron al recibir su título en algo que se llama o se llamaba (¿aún existe?), el juramento de Hipócrates.
Y tal vez, no es que los doctores no hayan querido dejar de atender a esos pacientes, humanos, mexicanos, como ellos, sino que la reglamentación y normatividad no se los permite.
Es decir, respondieron más como burócratas que como profesionales humanistas.
En un afán por demostrar su “unidad”, marcharon pacíficamente este domingo en 53 ciudades de la República.
Olvidaron, o no están enterados que en tiempos de Gustavo Díaz Ordaz, la década de los 60’s, cuando una gran efervescencia política cimbraba al país, osaron enfrentarse al presidente de la República, en un tiempo donde el delito de disolución social se aplicaba a discreción.
MOVIMIENTO MÉDICO
El movimiento médico comenzó en noviembre de 1964, cuando los residentes e internos del Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE reclamaron el pago de aguinaldos atrasados y 206 de ellos fueron despedidos.
En respuesta a los despidos se formó la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI) que comenzó a organizar paros que para el día 26 de ese mes ya abarcaban a 40 hospitales del ISSSTE, Seguro Social y Ferrocarriles.
El 10 de diciembre el presidente Gustavo Díaz Ordaz, recién entrado en funciones, prometió estudiar sus peticiones de aumento de sueldos y participación en la elaboración de planes de estudios, con lo que el 15 se levantó el paro.
El 20 de marzo la AMMAC llamó a separarse de los sindicatos controlados por la FSTSE y el 25 propuso la creación de un sindicato de trabajadores de la salud.
El 19 de abril estalló otro paro que se mantuvo hasta el 3 de junio y se celebró otra reunión con Díaz Ordaz, que sólo resolvió un aumento mínimo de sueldos pero ninguna otra demanda.
Ante ello, los médicos realizaron una manifestación el 20 de abril que fue atacada por grupos de choque de la FSTSE. El 14 de agosto se inicia un paro de residentes y el 23 uno de médicos titulados.
El 26 de agosto hay otra gran manifestación, pero esa noche la policía tomó los hospitales 20 de Noviembre, Rubén Leñero y Colonia, sustituyendo a los paristas con médicos militares.
Al día siguiente, las enfermeras del 20 de Noviembre fueron secuestradas por los grupos de choque de la FSTSE. Cientos de médicos, los más activos en el movimiento, fueron despedidos y sus líderes encarcelados.
Ahora son los médicos, ya fueron los maestros, los petroleros y la sociedad mexicana sigue sin darse cuenta que todos necesitamos de todos.
Ya Carlos Marx había pronosticado en el siglo XIX, que el capitalismo acabaría hasta con lo sagrado de algunas profesiones, como la de medicina.
LA FUERZA LABORAL
El capitalismo necesita de toda la fuerza disponible para subsistir, pero no es parejo, sólo una minoría es la que disfruta plenamente de sus beneficios.
La división del trabajo y la adaptación al ritmo de la máquina, hace que los trabajadores; es decir, los asalariados, son una pieza más del proceso productivo.
Ahora contamos con un exceso de mano de obra y las jornadas laborales ya no son de ocho horas, están disfrazadas en la ley jornadas de 14 a 16 horas diarias, con salarios que apenas cubren las necesidades básicas de supervivencia.
Los médicos, por ejemplo, deben demandar la falta de condiciones óptimas para la realización de su labor, contar con medicamentos suficientes y hospitales que alcancen para dar servicios a todos, y evitar que mujeres tengan que parir en los pasillos o en los jardines del hospital.
Amable lector: si desea tener más información sobre este tema, puede consultar http://enlacecursoshistoria.wordpress.com/2009/10/19/1964-1965-el-movimiento-medico/
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