24 de Noviembre de 2024

OPINIÓN

El pensamiento de Juárez vive

MANUEL AÑORVE

Benito Juárez García es sin duda alguna una de las figuras más ilustres de México, pues su nombre no sólo es reiteradamente incluido en los libros de historia y expuesto en las aulas de todos los niveles educativos, sino también, su vida y pensamiento han trascendido más allá de las fronteras, como un legado puro de inspiración y visión republicana.

Oriundo de San Pablo Guelatao, Oaxaca, vio la luz en una época donde la nación mexicana enfrentaba diversos y severos conflictos, un tiempo en el que la estabilidad política, social y económica del país pendía de un hilo.

La importancia de su obra en favor de México le ha ganado ser reconocido como uno de los presidentes más respetados en el país y a nivel mundial incluso, contando con grandes hazañas como haber resistido al ejército más poderoso de la época, el francés. Además de encabezar la restauración de la República el 15 de julio de 1867, implicando el impulso hacia el México moderno, regido bajo los postulados de una Constitución federal, republicana y democrática.

Permanentemente demostró tener un gran amor a la patria que hasta en el momento más adverso se negó a abandonarla, ya que eso significaría rendirse ante los invasores y darles la victoria.

Fiel promotor y defensor del constitucionalismo, pues a pesar de la popularidad y el incondicional respaldo que obtuvo de sus allegados, siempre se mantuvo firme e imparcial a sus principios, ya que como lo narra un breve pasaje, en el contexto de la restauración de la república, cuando posteriormente a esta, se convocó a elección, el liberal José María Iglesias dijo “En esta mesa todos somos juaristas, señor presidente” a lo que Juárez respondió: “¡Eso no! En esta mesa todos somos republicanos, no juaristas. Si el designio del pueblo es que otro los gobierne, todos seremos dóciles a la voluntad ciudadana”.

En este pequeño fragmento, Juárez nos ilustraba que más allá de las personas y devoción que se tenga a las mismas, siempre debe perdurar el espíritu republicano y democrático, bajo cualquier circunstancia. Después de haber ganado las elecciones y tener el cargo de la presidencia por segunda vez se decidió en mejorar la educación y la infraestructura del país, estableciendo que la educación sea laica, herencia genuina de las Leyes de Reforma.

Lamentablemente, un 18 de julio de 1872, sin culminar su último mandato presidencial (1871 a 1875), partió su presencia física, dejando una creciente estela de luto y melancolía en la población mexicano; sin embargo, su visión y pensamiento son imborrables a través de los años.

El Benemérito de las Américas, dejó un legado de promover el respeto entre los mexicanos, así como a la libertad de expresión, a las instituciones, a la forma de gobierno y a la sujeción a las leyes, reflexiones y pilares irrevocables que deben ser la base del sentir y actuar en cualquier gobernante.

A pocos días de cumplirse el sesquicentenario luctuoso de Benito Juárez es indispensable conocer y reconocer que su pensamiento vive y debe mantenerse vigente para las generaciones futuras, tanto que se acercarán al servicio público como a la sociedad en general que aspira a ser un buen ciudadano.