28 de Noviembre de 2024

SIN MEDIAS TINTAS

Títulos y grados como barajitas.

CLAUDIA VIVEROS

La educación se ha vuelto un negocio redituable, que encarece a la sociedad.

Sé que muchos me van a odiar y quizá hasta me cierre puertas, pero lo tengo que decir, dentro de mi ética y mi responsabilidad, está el observar y puntualizar cosas que no están ayudando. Todo el mundo quiere un título universitario o un grado de doctor o maestro, pero pocos quieren apechugar el real sacrificio que es obtenerlo. Incluso esta suelta la moda de los Doctorados Honoris Causa, hay instituciones como El Instituto Mexicano de Excelencia, La Asociación, Claustro Académico Universitario y Centro Universitario Inglés o el instituto Americano Cultural, que a “figuras” como el diseñador de modas Mitzi o la presentadora de TV Laura Bozo, ha otorgado este reconocimiento que están en el mercado entre los 20 y los 100 mil pesos mexicanos. Estos doctorados se han vuelto muy rentables y muchos los compran para entonces, presentarse como doctores, cosa espeluznante. También observo en redes posturas que quieren minimizar el trabajo intelectual, desvalorándolo y señalando que un título no representa gran cosa, ah… pero segura estoy que todos lo desean y nadie le hace el feo si se le ofrece. Y ahí viene el meollo. Creo que se ha tergiversado tanto el quehacer académico que se ha tornado en la sociedad un sentimiento de amor – odio, en el cual, todos los desean, pero nadie quiere entrar en la lucha y en responsabilidad del trabajo para ostentarlo, por lo tanto se ve con recelo.

Hablamos actualmente mucho de inclusividad (y me encanta), porque es un tema súper noble, pero se mal entiende, ser inclusivo no es ser permisivo al 100%. Como dicen popularmente: “No hay que confundir la gimnasia con la magnesia”.

Obtener un grado académico representa horas de sacrificio, sueño, energía, lectura, comprensión, reflexión, desarrollo de habilidades, que muchos incluso, seguimos puliendo sin cesar, porque si hay una premisa que no se puede dejar pasar es que nunca debemos dejar de aprender ni de mejorar. Todo lleva un proceso, hacer una licenciatura te forma para tener las bases necesarias para avanzar al post grado, donde se supone se debe empezar a hacer ciencia, a proponer, a investigar, a crear ideas propias que provoquen o sustenten las teorías necesarias que avalen cambios. Todo académico debe tener un banco de información saludable que lo pueda hacer sentir seguro para otorgar una postura ante cualquier tema. La educación no se obtiene por ir a sentarse a escuchar una clase, un grado se obtiene con mucha disciplina y trabajo intelectual. Hace siete años obtuve mi título como doctor, tengo dos de maestría y uno de licenciatura. He publicado cuatro libros, de los cuales, dos son de investigación, trabajo otorgando cátedra y he tenido la dicha de poder tocar muchas vidas y sigo aprendiendo, no creo saberlo todo, demuestro y lucho por crearme un lugar, pero sé que tengo mucho que trabajar para ello, pero no me detengo, lo intento y pulo mis errores, los cuales acepto con esa humildad académica que todos debemos tener y de la que nadie debe quedar exento,  me maravilla siempre tener la oportunidad de ser mejor,  de aprender más y de crecer. Reconozco también todo lo bueno que he podido hacer, porque sé que ha estado dentro de una dinámica de esfuerzo y ganas. Tengo muy claro que lo único que te diferencia en esta vida es tu conocimiento, esta premisa se las suelto a todos los que he tenido la fortuna de tener dentro de mi aula.

Obtener un grado no es una ceremonia bonita y rimbombante, con mucha foto y aplauso. Obtener un grado no te hace estar por encima de nadie. No. Obtener un grado es tener la consciencia y responsabilidad que lo vas a poder ostentar en todos los círculos y niveles donde te vas a mover, donde podrán obtener todo tu conocimiento, los cartones firmados y sellados son solo eso: cartones.