Cuando AMLO prometió el esclarecimiento de lo sucedido en Ayotzinapa durante su campaña por la presidencia de México sabía las consecuencias del cumplimiento de su palabra, sabía también que sólo alguien como Alejandro Encinas podría garantizar al mismo tiempo profesionalismo, dedicación, seriedad y sensibilidad para atender una herida que aún permanece abierta pero que como nunca tiene síntomas rumbo a la sanación.
¿Y esto por qué es un asunto de todes? El presidente López Obrador no se ha movido ni un centímetro de lo dicho en aquel acto de campaña del 25 de mayo de 2018, en aquel momento en Iguala prometió la integración de una comisión de la verdad y si, desde entonces frente algunos de los padres de los jóvenes que acudieron al acto de Guerrero advirtió que no compartía la idea sobre la afectación al Ejército Mexicano por conocerse la verdad.
En aquel momento AMLO dijo que “si se conoce toda la verdad y se hace justicia, en vez de afectarse, de debilitarse, se va a fortalecer con una institución al servicio del pueblo, no para agredir al pueblo de México” y tras presentarse el informe que derrumbó la llamada “verdad histórica” el 19 de agosto de 2022 AMLO ahora presidente sostiene su dicho “se afecta una institución cuando se ocultan las cosas. Yo sostuve que, en vez de debilitar al Ejército, si había participado en actos ilícitos, dándolo a conocer se fortalecía la institución. Lo que debilita a una institución es que no se actúe con apego a la verdad y haya corrupción e impunidad, eso sí debilita a las instituciones. El dar a conocer la verdad, las fortalece”.
Por su puesto que habrá miseria y vileza en las posiciones de la derecha que se anticipan pasarán de la defensa de la mentira histórica a la defensa de quienes en ella participaron. Pero la ciudadanía tiene la obligación de recordar, recordar que en el viejo régimen no se valoraba la discreción en un trabajo como el de Alejandro Encinas y su equipo; no, se apostaba a los montajes televisados como el de Loret de Mola. En el viejo régimen si un fiscal o procurador caía, era por una vendetta política, como en caso Ruiz Massieu. No, la ciudadanía no debe olvidar que en nuestro país el gobierno llegó a poner al frente de una investigación a una “vidente” durante el periodo del hoy “catedrático” tecnócrata de Yale, Ernesto Zedillo.
El gobierno de México tomó la decisión de que Ayotzinapa sea considerado un crimen de Estado, no fue seguramente una decisión sencilla, pero eso es lo que esperamos de quienes nos gobiernan en cualquier nivel, que se tomen las decisiones correctas y no las sencillas o las más populares. Ahora la exigencia de castigo a los responsables no debe cesar, el pase de lista de los 43 estudiantes asesinados debe escucharse tan fuerte que trascienda generaciones para que el Estado sepa que nunca más podrá actuar en contra de quienes es su obligación cuidar.
POR DANIEL SERRANO