Esta semana que concluye se ocupó principalmente por la rebatinga en torno a la supuesta militarización del país o el regreso a los cuarteles de los soldados en cuanto a las tareas de seguridad nacional, problemática que sigue siendo la asignatura pendiente de éste y legado de muchos otros sexenios variopintos en fila.
No debemos olvidar cómo fue que llegamos a este punto, fue por acciones y omisiones de gobernantes de todas las ideologías que llevaron la crisis de seguridad a niveles alarmantes.
Las policías locales y estatales no estaban (ni están) suficientemente capacitadas, no son bien remuneradas y en pocas palabras no son por ningún motivo dignas de elemental confiabilidad.
Ante ello se optó por echar mano de las fuerzas armadas mexicanas, instituciones con altos niveles de popularidad y aceptación por parte de la ciudadanía y organismos especializados.
Todo se decidiría en el Senado de la República como cámara revisora y es ahí en donde el trabajo fino para construir consensos plantearía este gran reto al secretario de Gobernación y al presidente de la Junta de coordinación política de la cámara alta.
El panorama se visualizaba perdido, haría falta como en la Bamba un poco de gracia y otra cosita, debido a los ánimos caldeados y las posturas fundamentalistas y Monreal y Adán Augusto lo sabían.
Con talento y sagacidad primero ganaron tiempo aplazando la votación, con este respiro se abrieron a incorporaciones de la oposición que pertinentemente propuso controles parlamentarios cada seis meses a través de una comisión bicameral que evaluará reportes de la SEDENA.
Aceptaron adelantar recursos a estados y municipios desde el próximo año para ir rescatando las policías locales y regresar pronto así al camino de la seguridad civil. El PAN se levantó de la mesa, pero PRI, MC y PRD trabajaron el instrumento legislativo que
permitió obtener la votación calificada y con 87 votos por el sí se impusieron a 40 que dijeron No.
Para el anecdotario y el bochorno intervenciones deleznables de Lilly Tellez y Rocío Abreu quienes utilizan la alta tribuna para las infamias desaprovechando la honrosa oportunidad de construir acuerdos públicos en beneficio de la nación. Así es la democracia, bien por los alfiles del Presidente que hoy le dieron resultados y con ello avanzan también en sus aspiraciones presidenciales.
POR JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO