Carolina, migrante venezolana de 32 años, salió de su país, ante la crisis humanitaria que ahí se vive, ilusionada viajó a México, su intención, pedir refugio una vez estuviera en tierras aztecas, había escuchado mucho sobre este país, de quien sabía ofrecía protección a los extranjeros que por alguna situación huían de su país de origen.
En el mes de marzo de 2021, después de vender todas sus pertenencias por fin llegó a México, emocionada capturó con la cámara de su celular las luces que iluminaban la ciudad, al mismo tiempo que enviaba las fotos a su hermana quien vive en Colombia.
Una vez que descendió del avión, se encontró con personal de migración, ella, informó a las autoridades migratorias que había huido de su país de origen y que por ello deseaba ser reconocida como refugiada en México, los agentes de migración le pidieron sus papeles y desde ese momento le impidieron el uso de su teléfono móvil, posterior a ello, la pasaron a lo que se denomina segunda revisión; sin embargo la ilusión con la que llegó poco a poco se fue transformando en preocupación, pues pasaban las horas y nadie le resolvía nada, hasta que un agente de la oficina de migración le informó que había sido rechazada y la devolverían en el siguiente vuelo a su país, es entonces que la llevaron a otra área del aeropuerto donde se encontraban varias personas de diferentes nacionalidades para ser devueltas, desconcertada habló con una persona de migración que estaba en ese lugar, cuestionando el por qué si contaba con todos los requisitos para entrar a México estaba siendo rechazada y porqué si podía aplicar para solicitar refugio no le daban acceso a ese procedimiento, la persona que la atendió se limitó a decirle de mala manera que México no tenía la culpa de la crisis que vivían en Venezuela y que por tanto no tenían por qué cargar con los extranjeros que huían de ese y otros países, que iba a ser rechazada.
Confundida a escondidas llamó a su hermana, llorando suplicó le ayudara, pues había vendido todo en Venezuela y ya no quería regresar.
Es así que su familiar se metió a internet específicamente a un grupo de Facebook para venezolanos en México, escribió y contó la historia que atravesaba su hermana, recibió varias respuestas de apoyo, donde le recomendaron acercarse a la Defensoría Pública Federal; siendo así que se logra comunicar a dicha institución donde fue canalizada con una abogada quien le dijo podía brindar servicios gratuitos de representación, ofreciendo la elaboración de un juicio de amparo, a lo que la hermana de Carolina accedió.
Esa misma noche se presentó el amparo que Carolina ratificó, el Juez otorgó la suspensión para que no fuera devuelta a su país; sin embargo fue llevada a una estación migratoria, lugar que percibió como una cárcel, pues estaba siendo privada de su libertad, le retiraron sus pertenencias incluyendo su teléfono móvil, lo que impidió su comunicación con el exterior, ahí fue violentada en sus derechos humanos, afortunadamente para entonces ya contaba con la representación de la defensoría pública, quien promovió a su favor un nuevo juicio de amparo, donde se reclamaba la privación de su libertad, negativa de acceso a la justicia, incomunicación, negativa de acceso al procedimiento de refugio, entre otros actos.
El sueño de Carolina se había convertido en una pesadilla, no entendía porque en México migrar y solicitar refugio era castigado de la misma manera que cometer un delito grave.
Afortunadamente, a través de dicho amparo Caro obtuvo su libertad y acceso al procedimiento de refugio. Ya en libertad fue llevada a un albergue donde después de un par de semanas le fue reconocida la condición de refugiada y con ello obtuvo la residencia permanente, por lo que hoy, Carolina disfruta de una vida de calidad en México.
JANET CALDERÓN