De creer a algunos analistas especializados en geopolítica, habría que ver el actual choque entre Estados Unidos y China menos como una confrontación entre dos estados como una entre dos modelos de desarrollo y sistemas de gobierno que de hecho fueron aliados antes contra el de la Unión Soviética.
La guerra económica entre los dos modelos tiene un impacto considerable en el mundo, con China en una aparente condición de ejercer una influencia cada vez mayor en el sistema internacional.
Pero algunos analistas geopolíticos ven más complicaciones en el sistema chino que en el estadounidense, aunque el primero parece encaminado a una continuidad sin problemas aparentes de su actual líder, Xi Jinping, y el otro a una tumultuosa crisis política protagonizada por Donald Trump y sus seguidores.
Para Antonia Colibasanu, de la organización Geopolitical Futures, los sistemas en choque se originaron en 1944.
"Uno es el modelo de capitalismo de mercado articulado en 'Camino de servidumbre?'”, publicado en 1944 por el austriaco Friedrich Hayek, para quien la planificación central y la propiedad pública conducen a la opresión, mientras que los mercados libres maximizan las ganancias y el bienestar general.
El otro modelo, presentado en el mismo año por el estadounidense-húngaro Karl Polanyi en “La gran transformación”, plantea que los capitalistas explotan a la sociedad a través del libre mercado, y una economía de mercado impone regulaciones y políticas en la sociedad que engendran división y eventualmente crisis.
Ese modelo aboga por un compromiso entre las políticas económicas liberales a nivel internacional (como el libre comercio y la apertura económica) y la estabilidad social interna, asegurada principalmente a través del estado de bienestar. Para Polanyi, la agenda social debe marcar las reglas económicas, no al revés.
Según el análisis de Colibasanu, "Occidente adoptó el modelo de democracia y mercados regulados pero básicamente libres de Hayek, mientras que China siguió ampliamente la 'gran transformación' de Polanyi".
De acuerdo con esa descripción, el sistema de gobierno de China busca beneficiar a la mayoría de la población mientras intenta controlar la mayoría de sus actividades. Occidente, por otro lado, establece las reglas del mercado, define los derechos individuales, y luego lo deja funcionar solo, controlado por la democracia electoral.
Ambos sistemas son completamente diferentes, pero "se complementaron durante la Guerra Fría y principios de la década de 2000", y en el análisis de Colibasanu, gracias a ello China se convirtió en el gran centro manufacturero mundial.
Pero ahora, para tener éxito y mantel su estabilidad, el modelo chino debe reformarse, consideró la analista: "quienquiera que China designe como sus líderes al final de la semana, el éxito del partido para reformar el modelo socioeconómico chino determinará el papel del país en la configuración del sistema global".
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.