24 de Noviembre de 2024

POLÍTICA Y DIPLOMACIA SOSTENIBLE / 77 años de las Naciones Unidas / MIGUEL RUIZ CABAÑAS

Columnas Heraldo

 

 

Hoy, 24 de octubre de 2022, es el cumpleaños número 77 de las Naciones Unidas (ONU). Nació de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, renovando la esperanza de un mundo mejor, basada en el cumplimiento de las normas de convivencia pacífica y cooperación internacional contenidas en su Carta constitutiva.

México fue uno de los 51 fundadores de la ONU. Su Carta fue aprobada el 26 de junio de 1945 en la conferencia de San Francisco, en California, entrando en vigor el 24 de octubre de ese año. La propuesta de texto original (conocida como propuestas de Dumbarton Oaks), elaborada por los tres principales vencedores del conflicto (Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética), fue examinada unos meses antes (marzo-abril 1945), en una reunión interamericana de la que México fue anfitrión, sobre los Problemas de la Guerra y la Paz, la Conferencia de Chapultepec.

En San Francisco la delegación mexicana hizo aportaciones significativas al texto final de la Carta de la ONU. Entre otras cosas, junto con otros países latinoamericanos, logró que se fortalecieran las referencias al derecho internacional, a la protección internacional de los derechos humanos (para la época, toda una revolución), a la cooperación económica y social, y a ampliar los poderes que se le asignaron a la Asamblea General.

En cambio, no logró evitar que se aprobara el poder de veto que se autoasignaron los vencedores de la contienda, y que se convertirían en los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia). Pero en la votación sobre el artículo que se refiere al veto (art. 27, párrafo 3), se abstuvo de apoyarlo. Dejó registrada para la historia su insatisfacción con ese descomunal privilegio, que los miembros permanentes con frecuencia han empleado para imponer sus intereses nacionales, no para mantener la paz.

Los tres propósitos fundamentales de la ONU son mantener la paz y la seguridad internacionales; proteger los derechos humanos de todas las personas; y promover el progreso económico y social. Setentaisiete años después, es imposible imaginar el mundo actual sin la ONU que, entre múltiples contribuciones a la comunidad global, facilitó la discusión y soluciones negociadas a innumerables conflictos, propició la descolonización del mundo, consolidó un sistema internacional para la protección de los derechos humanos, y hoy impulsa el desarrollo sostenible, que privilegia el bienestar de todas las personas, pero, al mismo tiempo, preservar al planeta para las generaciones venideras.   

Es cierto. Ni la ONU ni nadie ha logrado evitar muchas guerras abiertas entre dos o más estados, y docenas de conflictos violentos al interior de muchos países, en los que han muerto millones de personas. Peor aún, hoy mismo, como hace sesenta años durante la crisis de los misiles en Cuba (15 al 28 de octubre de 1962), existe una posibilidad remota, pero real, de que se utilicen armas nucleares en Ucrania. El momento actual es alarmante. No sólo presenciamos la invasión de Rusia a ese país, sino más de cincuenta conflictos armados al interior de muchas naciones. Según Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, este es el momento más conflictivo desde 1945: dos mil millones de personas, equivalentes a una cuarta parte de la humanidad, viven en países que atraviesas conflictos violentos.

Por su parte, el Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, laureado justamente con el Premio Nóbel de la Paz en 2020, nos advierte que en este momento 350 millones de personas en todo el mundo están en peligro de inanición. Se aproxima en 2023 una catástrofe humanitaria sin precedente, si la comunidad mundial no se moviliza con rapidez para evitarlo.

Pero los fracasos para prevenir, evitar y resolver numerosos conflictos difícilmente pueden ser atribuidos a la Organización. La ONU no es más que un microcosmos de fuerzas contradictorias dentro de los países, y en el sistema internacional, que impiden erradicar la pobreza extrema, el hambre, la corrupción, el crimen organizado, el terrorismo, el autoritarismo, las violaciones de derechos humanos, las consecuencias del calentamiento global, las brechas entre ricos y pobres, y las ambiciones imperiales que, con renovado vigor, reaparecen en Europa y el Pacífico. Pero la ONU es, al mismo tiempo, la mejor carta que existe, a veces la única, para hacerle frente a esos desafíos si recibe el apoyo de los países.

Es injusto criticar a la ONU por las desmedidas ambiciones, irresponsabilidades, egoísmos nacionales y violaciones a la Carta que cometen los gobiernos, especialmente los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que hoy impiden la ampliación y reforma de ese importante órgano. Los líderes nacionales que escamotean sus logros, solamente reflejan sus prejuicios, o un malsano deseo de endosarle a la Organización sus propios errores.

Conmemoremos los 77 años de la ONU. Aunque nadie puede sentirse satisfecho, sus propósitos mantienen plena vigencia. Lo que la ONU requiere hoy, más que nunca, es de nuestro apoyo. Como les dijera Koffi Annan a los estados miembros: “Úsenla, respétenla, defiéndanla. No puede ser más sabia, más competente, ni más eficiente que los estados miembros que la conforman y la guían”.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS

DIRECTOR DE LA INICIATIVA SOBRE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL TEC DE MONTERREY

@MIGUELRCABANAS