Ha sido muy claro el presidente Andrés Manuel López Obrador al señalar que el Instituto Nacional Electoral ha estado manipulado y controlado por intereses neoliberales. Fue el INE el que levantó la mano a Felipe Calderón Hinojosa a pesar de que el ahora mandatario mexicano había ganado la elección de 2006.
“En el 2006 fue un doble golpe, porque hacen el fraude y luego llevan a cabo un conteo, esto el domingo, y el miércoles con los medios de información, con la televisión nacional convertida en el órgano electoral, todo un espectáculo perverso”, recordó el mandatario mexicano al referirse al debate que se ha generado por su solicitud de renovar este órgano que ha estado manipulado por grupos de poder neoliberales.
“Ahí está en una mesa, me acuerdo, Ciro, López-Dóriga, y en el conteo, y ellos estaban vinculados, enlazados, al INE. Y entonces empieza la contabilidad y vamos arriba, vamos arriba, vamos arriba, la gente feliz, feliz. Ya había pasado el domingo, y empieza la manipulación y hay un cruce, y por 0.5 supuestamente gana Calderón”, recordó en la conferencia mañanera de este lunes
“Estaba un grupo de empresarios reunidos, preocupados porque la tendencia era que íbamos a ganar, y hablaron a Los Pinos y les contestaron de Los Pinos que no se preocuparan. Ah, era el del consejo empresarial o tenía un papel destacado, al que le entregaron Mexicana, él recibió el informe que no se preocuparan, que todo estaba fríamente calculado, imagínense, otro golpe para la gente con saña.
¿Quién era el que manejaba el sistema de cómputo? El cuñado de Calderón, Hildebrando, junto con el que después fue embajador de México en Estados Unidos, Sarukhán, que ahí anda todavía defendiendo los intereses de Estados Unidos”, recordó nuestro presidente.
Por ello el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido muy claro y contundente en su proyecto de renovación de instituciones claves para el desarrollo democrático del país y el INE es una de ellas. La iniciativa que presentó para una reforma constitucional en materia de democracia o reforma electoral: reducir la burocracia electoral que tan cara le sale al país (eliminar los legisladores plurinominales y organismos electorales locales) y crear el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), la cual se convertiría en la única autoridad administrativa electoral en todo el país.
Los neoliberales, como los viejos españoles conquistadores, nos estuvieron cambiando baratijas por esmeraldas. Sí, con el discurso de la “democratización”, crearon un organismo ostentoso, una gran burocracia, un “elefante reumático”, como refiere el propio presidente del aparato gubernamental, para dar la idea de que nuestro país había entrado de lleno a la democratización. Cuando el presidente López Obrador ganó de manera contundente, con 30.11 millones de votos, tuvieron que aceptar el triunfo, porque no les quedó de otra, pero ahí siguen, con sus viejas prácticas, intentando negociar la voluntad del pueblo.
Por ello, la iniciativa del mandatario mexicano es histórica y también por ello el viejo dinosaurio electoral se niega a morir y se retuerce, en voz de su consejero presidente Lorenzo Córdova quien ahora arremetió también contra la Comisión Nacional de Derechos Humanos, quien por cierto hizo bien en responderle y ponerlo en su lugar.
“El comportamiento a últimas fechas y el historial mismo del Instituto Nacional Electoral (INE), salvo reducidas excepciones, es el mismo historial del Instituto Federal Electoral (IFE) y de la otrora Comisión Federal Electoral (CFE). Órganos autónomos únicamente de nombre, instrumentos parciales, de sabotaje de la voluntad del pueblo, que sólo han servido para el mantenimiento de vicios que por años, si no es que por siglos, han manchado nuestros procesos electorales”, dijo la institución en un comunicado.
Bien por la Comisión Nacional de Derechos Humanos al defender el derecho que tenemos a una democracia sin “controles”, sin “direcciones”, en donde se respeta absolutamente la voluntad popular. Este es el momento histórico del pueblo y los Consejeros del INE lo deben tener claro, para poner sus barbas a remojar, como reza el adagio popular.
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