Desde la perspectiva mundial, normalmente las elecciones intermedias en Estados Unidos suelen ser de menos interés que las presidenciales. Ahora, en el marco de una gran polarización en ese país las cosas podrían ser bien diferentes.
Sin temor a exagerar, vemos que EU se encuentra en un punto crítico de su historia. Esta elección no sólo definirá el nuevo perfil del Congreso norteamericano y la efectividad del gobierno de Biden, sino que amenaza con acentuar las profundas divisiones en la vida política del país y comprometer la viabilidad misma de su democracia.
De ahí, no es de sorprender que el mundo observa atentamente los sucesos en Estados Unidos con una cierta preocupación sobre lo que el resultado electoral puede implicar tanto frente a las crisis globales, como con respecto a las posiciones norteamericanas en torno a los temas de la agenda económica internacional.
Aunque no aparecen en las boletas, Biden y Trump se enfrentan nuevamente en una suerte de referéndum que, además de poner en juego la efectividad del proyecto de gobierno de los demócratas durante los próximos dos años, anticipa la contienda de 2024 y permitirá medir la fuerza real de Trump en el seno del Partido Republicano.
Según el promedio de las últimas encuestas de Real Clear Politics, el Partido Republicano tendría una ventaja de 2.5 puntos porcentuales que le daría la mayoría en la Cámara de Representantes (47.9% republicanos vs. 45.4 demócratas). Aun cuando dichas encuestas sugieren que la competencia en el Senado será más reñida, los republicanos han venido ganando terreno lo que podría comprometer la precaria mayoría de los demócratas.
Si los republicanos efectivamente llegan a controlar el Congreso, se empeñarán en frenar la agenda económica del presidente Biden y habrán de complicar sus proyectos para controlar la inflación y responder a las crisis globales. Inclusive, tal como lo ha anunciado Kevin McCarthy, el líder republicano en la Cámara de Representantes, se opondrán a los programas de ayuda a Ucrania. Más aún, si ganan el Senado.
La cuestión de más trascendencia en estos comicios habrá de verse en los márgenes de los resultados. En otras palabras, habrá que observar si la contienda revela una cerrada división del electorado o, si por el contrario, los republicanos ganarán por un margen más amplio. Ello con vistas a determinar cuál será la tendencia hacia las elecciones presidenciales de 2024.
En nuestro ámbito regional, es evidente que la confrontación entre republicanos y demócratas habrá exacerbar el debate sobre la migración lo que puede derivar nuevamente en posiciones reduccionistas que compliquen aún más la cooperación en este ámbito.
Como quiera que sea, la dinámica y compleja relación con nuestro vecino del Norte entraña sólidos lazos de interdependencia que obliga a ambas partes a mirar por encima de situaciones coyunturales, ya que nuestra asociación en Norteamérica es de largo plazo y mutuamente benéfica.
POR CARLOS DE ICAZA
EMBAJADOR EMÉRITO Y EXSUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES
@CARLOSDEICAZA