Varias discusiones y posibles acuerdos se encuentran en la mesa de negociación que en noviembre definen la próxima etapa en la que se sustentará el desarrollo regional en Mesoamérica.
Recibe el impacto además de factores locales y de los conflictos regionales externos en los países con los que mantiene una amplia interrelación, como las interacciones a nivel hemisférico.
Los acuerdos de la 16ª cumbre ministerial dedicada a la transformación del turismo en Londres impulsada por la Organización Mundial del Turismo y los de la COP27 sobre el clima, que tiene lugar en la ciudad costera egipcia de Sharm el-Sheikh, en Egipto del 6 al 18 de noviembre. Se sumarán los de la reunión cumbre de países de la Alianza del Pacífico en Ciudad de México del 23 al 25 de noviembre de este año.
Cuanta capacidad para lograr los cambios en la velocidad que se requieren en esas negociaciones, así como la adaptación de los acuerdos a estos impulsos es algo que está en la mesa de negociación.
La capacidad de escucha internacional de lo que plantean América Latina y El Caribe es clave.
La región ha sido clara con propuestas y estrategias, ha urgido a los países a que tomen decisiones. Las reservas de la biósfera en Mesoamérica, el futuro de América Central y El Caribe, de la Amazonía, de los bosques, litorales y ciudades, de la población, entre las cuestiones que se encuentran en juego.
El diálogo entre los diferentes foros es público, la capacidad de integración de documentos y decisiones depende no sólo de los acuerdos en esos foros, pero sobre todo, de la voluntad política del más alto nivel, así como de las áreas técnicas e infraestructura y las gobernanzas involucradas.
De la articulación de decisiones depende el rumbo de las capacidades de inversión y el desarrollo de infraestructura local.
La composición y acuerdos en los Parlamentos, Congresos y Asambleas Legislativas nacionales y regionales al interior de los países también pasa por las decisiones de los concejos y autoridades locales, que a su vez, se encuentran en adaptación, debido a las nuevas correlaciones políticas al interior de cada uno de los países.
Pero dependen de otro factor político clave. Los compromisos de jefes de Estado y de gobierno, también de la capacidad de los parlamentos, no sólo en el campo de la regulación, pero económicas, para los que se requiere el consentimiento político y social, como ocurre en los campos del turismo y el clima.
Una oportunidad de concretar acuerdos derivados de esas reuniones globales es la de México. Estarán presentes al más alto nivel de representación Colombia, Perú, Chile y México. Costa Rica, Ecuador y Singapur, así como el resto de los países interesados en el futuro de este mecanismo e invitados especiales de Argentina y Brasil.
POR GUADALUPE GONZÁLEZ CHÁVEZ
Catedrática universitaria
