24 de Noviembre de 2024

LA FIESTA DEL SIGLO / Con qué drogan hoy a nuestros hijos / Rudy Tercero

Columnas Heraldo

 

 

Seguramente habrás escuchado en días pasados el caso de una chica que salió de fiesta con cuatro amigas a un bar en el poniente de la Ciudad de México y que su madre la halló totalmente desorientada dentro de un cubículo del baño de mujeres. Los exámenes toxicológicos no arrojaron resultados y es lo que está sucediendo hoy en día con una droga ilícita conocida como Escopolamina, que está cobrando fuerza, es un alcaloide natural que se obtiene de la semilla de una planta llamada cacao sabanero o borrachero.

Al ser absorbida ocasiona un estado de sueño profundo y que se precede por lo general por un estado de pasividad completa de las víctimas, se convierten en una especie de títeres, son sumamente sugestionables y fáciles de convencer, no recordarán nada al día siguiente y accederán a hacer todo lo que se les ordene. La Escopolamina puede producir confusión, desorientación, delirios, agitación motora y todo tipo de alucinaciones tanto auditivas como visuales, en dosis elevadas puede causar la muerte. Es sumamente difícil detectarla por su rápida excreción.

Hay otras sustancias que se utilizan para esto y lo más peligroso es que son medicamentos controlados. Si bien la Escopolamina se consigue en el mercado negro, los Roofies se pueden conseguir en cualquier farmacia con una receta médica.

Roofie significa dosis de una droga, especialmente Rohypnol, administrada generalmente en una bebida alcohólica de forma secreta e ilegal a otra persona, con la intención de dejarlos inconscientes o incapaces de funcionar de manera normal.

La combinación de Rohypnol con alcohol causa algo que se llama “sumisión química”, además de que inhibe la capacidad de recordar lo sucedido. Y podría seguir hablando de otros métodos como gotas para los ojos, etc., pero ¿cómo podemos actuar ante este problema?

Es importante que nuestros hijos estén alertas: No aceptar bebidas de desconocidos, cigarros, dulces o vapes. No dejar abandonadas sus bebidas y vigilarlas todo el tiempo, pero la más importante de todas y en dónde radica la verdadera forma de poderse librar de esto, es una que nuestros padres nos inculcaron cuando éramos jóvenes, recuerdo bien a mi madre diciendo cuando salía: “Cuídense entre ustedes, no anden desbalagados, se van cuatro, regresan cuatro”.

Los depredadores siempre se sentirán más cómodos y seguros cuando su víctima está aislada, si en el grupo alguno de los amigos deja solo a alguien se convierte rápidamente en presa fácil. Esto no sucederá si se encuentra con su grupo, en primer lugar, no le es fácil al depredador acercarse sin ser visto y si llegará a tener oportunidad de drogar a la víctima, los amigos se darán cuenta que algo está pasando.

Hoy más que nunca tenemos que reforzar esta práctica con nuestros hijos, cada vez que salgan deben mantenerse juntos hasta para ir al baño, no confiarse porque el riesgo está allá afuera y muy cerca, aprendamos a cerrar ventanas de oportunidad a estos depredadores que están acechando.

POR RUDY TERCERO