Margarito Escudero Luis
A pesar de que ya sintieron la verdadera esencia de la reforma energética, los trabajadores petroleros no acudieron al llamado de otros compañeros que tomaron la calle para marchar y mostrar su inconformidad ante las nuevas condiciones de
trabajo.
No se sabe si es apatía o miedo, pero sea como sea, damos muestras de ser un pueblo domesticado y sumiso, porque no se puede creer que estemos conformes con que se nos quiten aquellos que ya se había ganado.
Definitivamente, se ha perdido el coraje y el ímpetu de luchar por lo que se considera propio, las historias que nos contaron en la escuela, se quedaron ahí y ahora resulta difícil creer que fueron ciertas.
Tal vez los jóvenes de hoy, amenazados con quedarse sin trabajo, o que este sea más barato, no puedan siquiera suponer que en el pasado, existieron hombres y mujeres que arriesgaron todo para que México fuera un país para todos y sólo para un Pequeño grupo y mucho menos para los extranjeros.
Por eso se quedan quietos, impávidos, paralizados por el miedo, por las amenazas o por suponer que así son y deben ser las cosas.
Estamos viendo como una minoría quita el pan de la boca a la mayoría, y esta aplaude rabiosamente y agradece.
LA CLASE POLÍTICA
Hay una clase de personas que han contribuido de forma importante a que la población permanezca adormecida: los políticos.
De cualquier especie, color o partido, no se puede decir de cualquier ideología, porque, quienes se comportan igual, quienes sólo buscan su propio bienestar, a costa del bienestar de los demás, sin duda ostentan la misma ideología aunque estén en partidos políticos diferentes.
Atrás quedaron las ideologías extremas, fijas, a ultranza. Ahora se pueden negociar. Antes quien militaba en un partido, consideraba enemigo al que participaba en otro y el partido en el poder no escatimó recursos y fuerza para minimizar, detener, desaparecer o eliminar a los adversarios políticos.
Hoy todo es posible, a cambio de dinero, cualquier político se vende. Ejemplos hay muchos, puede verse la actuación de Fidel Herrera al frente del gobierno del estado, cuando en periodo de elección nunca escatimó recursos para mantener quieto cualquier avance de la auténtica oposición, compró a dirigentes de partidos y es famosa la grabación de una llamada telefónica, donde se oye al entonces gobernador dar órdenes a un supuesto perredista.
Pero, antes de que Fidel Herrera fuera candidato del PRI a la gubernatura, tuvo que sortear la batalla interna y enfrentar los caprichos del entonces mandatario, Miguel Alemán Velasco, cuyos ojos estaban puestos en otros personajes para sucederlo.
En ese momento, Fidel vio sus esfuerzos vanos en la carrera por la candidatura y sostuvo pláticas con la dirigencia perredista. O sea, Fidel Herrera pudo ser candidato del PRD a la gubernatura de Veracruz.
Lo mismo sucedió con Iván Hillman, cuando veía que se le iba la candidatura, en el tiempo en que Marcelo Montiel quería imponer a Marcos Theurel como candidato a la presidencia Municipal.
ALGUIEN A QUIEN PISAR
Sólo se busca un escalón, un membrete que les permita participar legalmente en la repartición del pastel, la ideología que busque el bien de todos, no tiene cabida en los políticos actuales.
Por eso a nadie extrañará que Gonzalo Guízar ahora esté buscando acercamientos con el PRD y nadie se extraña que Héctor Yunes Landa, se acerque a Morena.
Ya no se hable de ideología, solamente de dignidad y vergüenza, que es algo que ya no se usa en estos tiempos.
Y es que si algún partido se encierra en su declaración de principios, será tratado como arcaico, intolerante, sectario, dogmático y cualquier adjetivo que signifique estar fuera de moda.
Para los políticos de la actualidad, sólo funciona el lenguaje del dinero y se mueven en ese sentido.
Por eso podemos ver regidores que antes “daban la vida” por el PRI y se decían “íntegros” con su grupo, hoy forman parte de otro partido, pero sólo por encimita, porque en realidad, su corazoncito está del lado del que pague más.
A eso, muchos le llaman progreso.
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