Si usted no desea ver el partido inaugural del Mundial Qatar 2022 este domingo, siempre puede seguir la elección del nuevo presidente del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) cuya sede se encuentra en Washington, D.C.
Aunque hay cinco competidores, únicamente se consideran realmente fuertes el brasileño Ilán Goldfajn (el cual tiene la bendición conjunta del saliente presidente de ese país, Jair Bolsonaro, quien lo propuso, así como del mandatario entrante, Inácio Lula da Silva, quien ahora lo apoya); y el chileno Nicolás Eyzaguirre. También compiten Cecilia Todesca, de Argentina, reconocida economista; Gerard Johnson, de Trinidad y Tobago; y por México, el Dr. Gerardo Esquivel, vicegobernador del Banco de México.
Ante esta competencia por un puesto de índole político-económico-internacional, México tuvo una importante ventaja. Desafortunadamente la dejaron pasar.
Al pasado presidente del BID, Claver-Calone (gente de Trump), se le destituyó porqué tuvo relaciones con una subordinada, y en ese momento Estados Unidos quería apoyar especialmente a una nueva cabeza del organismo que fuera mexicano o argentino.
Gerardo Esquivel no fue la primera opción. Alicia Bárcena, exsecretaria técnica de la CEPAL, era la corcholata inicialmente elegida por la 4T. Pero — un gran “pero”— Estados Unidos no apoyó dicha candidatura y, para cuando ella declinó, nuestro vecino del norte ya se había desencantado de la idea de apoyar a México.
Esquivel, en términos de la Cuarta Transformación, puede catalogarse como un economista de izquierdas venido a fifí, pues estudió su maestría en el COLMEX y obtuvo su doctorado en la Universidad de Harvard. Ha tenido una interesante serie de encuentros y desencuentros con el inquilino de Palacio Nacional.
Por las mismas razones, además de que en algún momento fue consultor del Banco, para Estados Unidos y el BID, Esquivel pudo haber sido un buen candidato, pero las ignorantes formas de la Secretaría de Relaciones Exteriores de inmiscuirse en un tema que solo lleva Hacienda lograron —una vez más— que el apoyo con el que se podía contar, se desmoronara.
La 4T dejó pasar una oportunidad muy importante, pues el BID es el organismo de crédito multilateral más importante de nuestro continente.
Olvida México que cuando un país propone, promueve y selecciona perfiles idóneos para organismos internacionales, contribuye de forma determinante al fortalecimiento de las relaciones entre países y, también, en erigirse cómo avanzada de las demás naciones. Sin olvidar que estas son instituciones cuyas decisiones tienen importantes implicaciones en el desarrollo de las naciones. De igual manera, cuando los perfiles no son idóneos, o aun siéndolos no se siguen los procesos adecuados, las opiniones del país o sus candidatos se convierten a lo más en “buenos deseos”.
La postulación de candidatos por parte de México debería seguir los procesos de selección que ya se conocen (o se conocían) en las diversas esferas. Sin embargo se han convertido exclusivamente en espacios para acomodar a funcionarios que, en el fondo, López Obrador no quiere en México.
Hasta propuestas del régimen como cabezas de misión diplomática en distintas naciones han sido rechazadas por no haber sabido cabildear o, bien, por considerar se puede enviar a cualquiera.
Esquivel sí tiene las credenciales, pero dada la torpeza en los procedimientos, todo indica que le terminará sucediendo lo que a Jesús Seade, quien fue postulado para ser el director general de la Organización Mundial del Comercio y no resultó; o a Arturo Herrera, ex secretario de Hacienda, al que el presidente AMLO le jugó una mala pasada y lo dejó fuera de su incorporación como gobernador de Banxico.
La pregunta que queda es: si Esquivel pierde, ¿López Obrador votará para que repita en Banxico o, dado que no está siendo el florero que el mandatario suponía, buscará darle las gracias?
Por eso digo que si usted quiere adentrarse en algo más divertido que la inauguración de Qatar, aquí está la propuesta.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
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