Una sequía extrema tiene a Somalia al borde de una catástrofe humanitaria, tras arruinar cultivos y gran parte de la ganadería, y obligar a la migración de más de 700 mil personas en búsqueda de alimento y agua, para ellos y sus animales. Es la tercera fallida temporada de lluvias en 10 años y todo apunta hacia una crisis alimentaria que afecta ya a unos ocho millones de personas que, sin la asistencia internacional, pueden quedar en una hambruna general.
La crisis climática que vive ese país no es un fenómeno nuevo. En 2011, una fuerte sequía derivó en una gran escasez de alimentos y la muerte de cerca de 250 mil personas, la mitad de ellas niños. En 2017 África del Este sufrió otra sequía, que fue paliada gracias a la ayuda humanitaria auspiciada por organizaciones internacionales.
Somalia se ubica en el llamado “Cuerno de África”, al este del continente africano con una superficie de 638 mil km2. Limita al oeste y noroeste con Etiopía y Yibuti, al sur con Kenia, al norte con el golfo de Adén, y al este con el océano Índico. Tiene una población estimada en 17 millones de habitantes –hace muchos años no se realiza un censo poblacional–, mayormente pastores nómadas.
Está entre los países más pobres del orbe: en el lugar 193 de 196, y en 2021 registró un PIB per cápita de sólo 394 dólares anuales.
La situación humanitaria ha sido muy grave, sobre todo desde la caída del presidente socialista Siad Barre en 1991, que hundió a Somalia en el caos y la anarquía, entre feudos de clanes rivales y una guerra civil que impide formar un gobierno estable y prosigue a pesar de esfuerzos realizados por las Naciones Unidas y muchos otros organismos.
Somalia está catalogada como el estado más fallido de África. Al Shabab, grupo yihadista vinculado a Al Qaeda, ha sido los últimos diez años otro factor de inestabilidad, al usar tácticas terroristas en busca de instaurar un Estado islámico. Al Shabab, que opera en muchos otros países africanos, controla la mayor parte de las áreas rurales del centro y sur de Somalia e inclusive algunas zonas de la capital, Mogadiscio.
La combinación de esos factores internos, más los problemas climatológicos, una de las peores plagas de langosta de la historia en 2020, brotes de enfermedades diarreicas, y recientemente, los impactos del Covid-19 y la escasez de granos derivada del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, ponen a Somalia en una verdadera crisis humanitaria.
Lo más angustioso, sin embargo, es la apatía universal ante el sufrimiento de miles de personas al borde de la muerte, sin que existan salvaguardas mundiales para enfrentar estas emergencias. Se estima que más de 50 millones de personas sufren por hambre en África Oriental, pero las grandes potencias siguen a la busca de negocios utilitarios en África, sin reparar en la miseria de millones de sus habitantes.
No muy lejos de tierras somalíes, hoy domingo se inaugura la Copa Mundial de futbol Qatar 2022. A diferencia de lo que sucede en África Oriental, es muestra de lujos y sofisticaciones económicas en una ciudad llena de rascacielos, iluminación y un estadio refrigerado donde los concurrentes poco saben, o se interesan, en los grandes problemas del mundo.
POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA