24 de Noviembre de 2024

DESDE AFUERA / ¿Deveras, unidad latinoamericana? / JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

Columnas Heraldo

 

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador empieza a encontrar que eso de la unidad latinoamericana es más fácil de decir que de concretarse, qué intereses geopolíticos y nacionales pueden crear dificultades, reales o percibidas.

No es el primero. El ideal de la unidad latinoamericana ha sido evocado desde aquella reunión de Guayaquil en 1822, entre Simón Bolívar y José de San Martín, liberadores de la mayor parte de las colonias españolas en el Hemisferio Occidental. Ambos personajes tenían visiones distintas del futuro y eso les impidió llegar a acuerdos. Y desde entonces, esa ha sido la historia de la región.

Hoy, con una marea rosa que por primera vez incluye a las 5 mayores economías de AL, México incluido, resurge la idea de una integración al estilo europeo.

Según expertos, como el expresidente Rafael Correa, la integración latinoamericana es algo que trasciende cuestiones comerciales o ideológicas.

El propio Correa anotó que hay recelos, voluntades que limitan el impulso de la integración, pero confió en que la llegada de Lula da Silva a la Presidencia de Brasil dará un nuevo impulso a la idea integracionista.

Cuando el gobierno de AMLO promovió, en 2019, la revitalización de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), esa parecía una conclusión cierta.

Pero... Súbitamente, esa propuesta parece competir al menos con la propuesta reconstitución de la UNASUR, que creada en 2008 por los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, y Alan García, de Perú, sumó a 12 países de la región que hoy están reducidos a cuatro: Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela.

De creer a especialistas de la Fundación Getulio Vargas, de Brasil, la CELAC, creada en 2010, pero impulsada por Brasil para equilibrar la influencia de la UNASUR y de la Alianza Bolivariana (ALBA) auspiciada entonces por Hugo Chávez, y frenar la influencia extrarregional en la que considera como su zona de influencia.

Según Carlos Ominami, el dirigente chileno que encabeza el llamado Grupo de Puebla y es uno de los proponentes de la nueva UNASUR, que en sus palabras puede ser el motor que consolide a una CELAC que todavía es precaria y débil, aunque tiene posibilidades importantes.

"UNASUR tiene múltiples desafíos. Por lo pronto, constituirse en un espacio de concertación política, económica y productiva de América del Sur que es una entidad con personalidad propia. Somos más de 400 millones de habitantes y representamos más de dos tercios de la población de AL", dijo Ominami. "Tenemos una realidad muy distinta a la de México, que tiene una enorme frontera con Estados Unidos y lo esencial de su comercio volcado con EU".

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

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