24 de Noviembre de 2024

MIRANDO AL OTRO LADO / T-MEC sacrificado por un mártir / RICARDO PASCOE

Columnas Heraldo

 

 

Las representantes de comercio de Estados Unidos y de México tuvieron un encuentro ríspido, por decir lo menos. La parte mexicana no informó nada de lo conversado, aunque reconoció que la reunión tuvo lugar en Washington. La parte estadounidense, fiel a su estilo, publicó un resumen de lo que, desde su punto de vista, aconteció en ese encuentro.

Para la secretaria de Comercio de México, Raquel Buenrostro la reunión simplemente “tuvo lugar”. Para la embajadora Tai, como representante de Estados Unidos, las partes convinieron en seguir con los esfuerzos para fortalecer los lazos económicos dentro del marco regulatorio del T-MEC.

Tai enfatizó que Estados Unidos espera una pronta respuesta por parte de México a sus preocupaciones sobre las políticas energéticas de la actual administración que no corresponden al espíritu del trato nacional del acuerdo comercial firmado entre los tres países.

También agregó un nuevo ingrediente en la discusión: solicitó a México apegarse a los señalado en el T-MEC con relación a la contratación de trabajadores en situación de apremio (conocido como trabajo forzoso o esclavo), sugiriendo que es una práctica laboral que el gobierno mexicano permite. El Artículo 23.12 del T-MEC hace referencia expresa a la prohibición al “trabajo forzoso” y contiene el compromiso de los tres países firmantes de luchar contra esas prácticas. La Organización Internacional del Trabajo, de la cual México es miembro y firmante de su Carta fundacional, prohíbe el trabajo forzoso en todas sus modalidades.

Tai también expresó que México está obligado, de conformidad con lo firmado en el T-MEC, a aplicar las leyes ambientales referentes a las prácticas marítimas de empresas mexicanas que no acatan las vedas de temporada de pesca de especies en peligro de extinción.

Agregó que no sería aceptable, según el acuerdo vigente, que México interrumpiera la libre importación de maíz a nuestro país.

Todo esto lo dijo la embajadora Tai, partiendo del principio plasmado en el corazón del T-MEC que se refiere al trato nacional igualitario a las inversiones y mercancías dentro de los confines de las tres naciones. Este es el principio rector del acuerdo.

Cualquier trato discriminatorio a las inversiones y mercancías por parte de cualquiera de las tres partes es considerado como violatorio al concepto esencial del T-MEC. Reportes periodísticos describen una respuesta negativa de México a todo lo planteado por la embajadora Tai. La secretaria Buenrostro básicamente está empeñada en hacer lo contrario que pretendió, y no logró, Tatiana Clouthier.

Ésta quiso llegar a un acuerdo con los estadounidenses y canadienses en materia energética. Clouthier fracasó porque el “trío soberanista” (Nahle, Romero, Bartlett) nunca aceptó la condición del trato nacional para el sector energético. No lo acepta el Presidente. Básicamente sabotearon lo que negociaba Clouthier. Claro, es obvio que la ilusa era precisamente Clouthier, al no poder reconocer el verdadero carácter programático del gobierno que estaba representando.

El recambió de Clouthier a Buenrostro por la parte mexicana ha significado que ese trío soberanista se apoderó de las líneas estratégicas de la negociación. Y el conflicto sobre el sector energético promete agudizarse, pues la fecha límite para resolver el conflicto, o ir a paneles de litigio, es antes del encuentro entre los gobernantes de los tres países.

La fecha se ha movido varias veces. Parece que ahora sí será el 7 y 8 de enero en la Ciudad de México. Sin embargo, es evidente que no existen las condiciones para un acuerdo entre los tres países sobre el sector energético. Y el Presidente López Obrador lo sabe. Por esa razón está aplicando la estrategia de la “fuga hacia adelante”. En este caso, pretende crear posiciones conflictivas adicionales deliberadamente para ocultar el conflicto originario con los socios del T-MEC. Y así quiere imponer su narrativa a la reunión.

El Presidente propone plantear que el T-MEC tendrá que expandirse a toda América Latina y el Caribe. Quiere colocarse como el representante de todos los pueblos oprimidos del continente. Sabe perfectamente que es imposible siquiera contemplar la propuesta si él mismo no está cumpliendo cabalmente el acuerdo. Entonces les va a ofrecer algo imposible de aceptar para crear un diferendo “moralmente justificado” con Estados Unidos y Canadá ante una supuesta visión heroicamente integracionista mexicana.

 En la propuesta de López Obrador existe la intención de retar y confrontar a los socios. Y sirve para desviar la narrativa de la reunión hacia una discusión sobre un tratado comercial que no corresponde a la realidad de América Latina ni del Caribe. Muy parecido al boicot que impulsó ante la Cumbre Por la Democracia en Los Ángeles, California, cuando quiso sabotear el diálogo entre Biden y las naciones de América Latina y el Caribe.

Otro conflicto que promueve es sobre el maíz transgénico. Lo quiere convertir en un conflicto ideológico y político entre los perversos negocios transnacionales (gringos) y los pueblos originarios cuya pureza está fuera de toda duda. Por primera vez explica que le preocupa la salud de los mexicanos (digo, por aquello de los niños con cáncer y la solución a Covid con amuletos).

Desafiante, ahora sí, dice López Obrador que quiere llegar a los paneles del T-MEC para sostener que México dejará de importar maíz de Estados Unidos a partir de 2024. El Presidente insinúa que acudir a los paneles es algo parecido a ir a la guerra junto con Rusia contra Ucrania. Como un desafío a los malos.

López Obrador no va a la reunión con Biden y Trudeau para solucionar los asuntos que tiene pendientes. Más bien está velando armas para llegar y sorprender con planteamientos que, piensa, lo colocaran en algún pedestal como héroe de la resistencia popular contra las agresiones del Imperio. Lo cual, por cierto, habla de cuán desesperado está por tener un legado que rebase su fracaso como Presidente definido por retrocesos y carente de logros. Les hará planteamientos esencialmente imposibles de procesar, y lo sabe de antemano. De eso se trata: robar la narrativa y no responder a ninguna pregunta.

Un sorpresivo planteamiento de Tai a Buenrostro fue por el tema del trabajo forzoso en México, que Estados Unidos presume que México ejerce y no frena, violatorio del contenido del T-MEC. Una suposición lleva a pensar que el gobierno de Estados Unidos considera que los contratos firmados entre México y Cuba para importar supuestos médicos bajo condiciones de virtual esclavitud, indicaría que las relaciones bilaterales han caído a un punto históricamente bajo, y lo que reina es la desconfianza mutua.

Todo esto hace suponer que la reunión programada entre los tres gobernantes sea poco viable en este momento.

¿Será por eso que el canciller Ebrard planea un sorpresivo viaje a Washington el 15 de diciembre? ¿Para tratar de salvar la reunión de enero y recomponer la negociación del T- MEC? Si es así, el augurio para él es negro, porque quienes llevan mano son los integrantes del trío soberanista y un Presidente cuyo único interés es el martirologio.

POR RICARDO PASCOE