Recientemente fui parte de la 32ª Reunión del Consejo Empresarial México-Japón en Tokio, organizada por el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE), así como por la Federación Empresarial Japonesa, conocida como KEIDANREN.
En ella participaron por parte de México Marcus Baur y Enrique Mirelles, Presidente y Vicepresidente del Capítulo de México en Japón de COMCE, respectivamente; así como la Copresidencia del Capítulo de Japón en México, encabezado por Shinya Katanozaka de ANA Holdings y Seiji Kuraishi de Honda. Me dio gusto ver el gran interés de la comunidad empresarial de dicho país en México; especialmente en el sector automotriz y de autopartes.
La industria automotriz y de autopartes se está reconfigurando a nivel mundial, no solo por la tendencia hacia tecnologías limpias, sino también por los cambios en las cadenas de suministro y producción que experimentamos, derivado principalmente del nearshoring.
Bajo este escenario, la relación entre México y países que juegan un papel clave para la industria, como Japón, representan una oportunidad para alcanzar un mayor desarrollo y crecimiento económico. Con la entrada en vigor del T-MEC, las empresas de la industria automotriz y de autopartes están obligadas a incrementar su valor de contenido regional de 60% a 75%, lo cual significa manufacturar en Norteamérica productos que actualmente se hacen en Asia.
Uno de los países clave para México en Asia es Japón y la historia de su relación con México se ha escrito desde hace varios siglos. El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado en 1888 fue el primer acuerdo comercial suscrito con un país asiático y, en los últimos años, esta relación se ha estrechado aún más gracias a los vínculos comerciales que nos unen; especialmente en la industria automotriz y de autopartes.
En 2005 entró en vigor el Acuerdo de Asociación Económica México - Japón, cuyos objetivos principales incluyen fortalecer el comercio bilateral, promover la inversión japonesa directa en México y viceversa, así como fortalecer la cooperación científica y técnica entre nuestras naciones.
Japón es la principal nación asiática con más inversiones en México. Ésta sumó más de 30,500 millones de dólares entre 1999 y el tercer trimestre de 2022; de los cuales 7,500 mdd correspondieron al sector de autopartes.
Para Japón, México es la puerta de entrada al continente americano. Gracias a su ubicación geográfica estratégica y su extensa red de tratados de libre comercio, nuestro país se ha consolidado como un importante centro de negocios en el mundo.
México es el cuarto productor de autopartes a nivel mundial después de superar a Alemania este año y el principal proveedor de Estados Unidos. También es el séptimo productor de vehículos ligeros y el cuarto de vehículos pesados.
Por su lado, Japón es el tercer mayor productor de vehículos en el mundo. Posee una industria altamente innovadora e impulsada por la tecnología, con una fuerte producción de vehículos híbridos y eléctricos.
Con la presencia de empresas japonesas como Honda, Infiniti, Mazda, Nissan y Toyota, México se fortalece como una plataforma de manufactura automotriz para las empresas japonesas. De hecho, nuestro país produce más de 1 millón de vehículos de marcas japonesas en territorio nacional.
La relación entre México y Japón va más allá. No es secreto que Japón es la tercera economía a nivel mundial… Pero también es la tercera nación con más inversión en investigación y desarrollo. 1 de cada 5 empresas que más invierten en el mundo en el llamado I+D a nivel mundial son japonesas.
En México tenemos un caso especial de cooperación en el sector automotriz: es el del Centro de Desarrollo Tecnológico de Nissan (NISTEC) en el Estado de México, el cual es hoy uno de los centros de investigación y desarrollo más grande de Nissan a nivel mundial. A través de este centro, México contribuye con el diseño de partes con tecnología más limpia, así como con el proceso de evaluación de los vehículos.
En este sentido, Japón y México comparten el compromiso de impulsar la producción, innovación y desarrollo de tecnologías que tengan como eje rector la sostenibilidad. Ambos países forman parte del Acuerdo de París que entró en vigor en 2016, en el que se estableció limitar el calentamiento global.
La alianza entre México y Japón es estratégica, por lo que tenemos la certeza de que será benéfica para ambas partes. Fortaleciendo nuestros vínculos y trabajando juntos avanzamos hacia una industria global más limpia y competitiva.
Sayonara!
POR FRANCISCO N. GONZÁLEZ DÍAZ