Marrakech. Hace 44 años presenté el examen de ingreso al Instituto Matías Romero. Aprobé y fui aceptada al curso para diplomáticos. En la fecha de inicio, mi abuela me invitó a viajar a Marruecos. Me fui al Matías Romero e ingresé al Servicio Exterior Mexicano. Nunca me arrepentí. Ahora, 44 años después de esa decisión que cambió mi vida, estoy en Marruecos. Al pasear por las calles de Marrakech, sus mercados, visitar la Kutabia, admirar la mezcla de árabes, bereberes, subsaharianos y la pasión de los marroquíes por su equipo de futbol clasificado a octavos de final, disfrutar una sociedad tan joven y vital, uno se pregunta si el siglo XXI será el de África.
Continente origen del hombre, expoliado y explotado con la esclavitud, tiene una población actual de 1,300 millones de personas, 18% de la población mundial. África es el continente con el crecimiento demográfico más dinámico en el mundo. Se estima que en 2050 tendrá 2,500 millones de habitantes, la mayoría jóvenes en África subsahariana. Si bien en los últimos años sus tasas de crecimiento económico han estado alrededor del 5% anual, éste se ha producido de manera desigual en el continente, que agrupa en la Unión Africana (UA) a 55 países divididos en 5 regiones.
Los trespaíses africanos motores de la economía son Sudáfrica, Nigeria y Egipto. Los más poblados Nigeria (206 millones), Etiopía (inmersa en una guerra civil), la República Democrática del Congo, Tanzania y Sudáfrica. Productores de materias primas y poco integrados entre ellos, pues su comercio intrarregional apenas llega al 15% del total, los 55 países de la UA se comprometieron en 2018 a crear una zona continental de libre comercio.
La UA aprobó también la visión de largo plazo 2063. Entre sus prioridades destacan la construcción de un tren continental de alta velocidad, en cooperación con China, el acceso a la energía paralelo a la transición energética, el desarrollo de infraestructura, la provisión de agua potable y la reducción de la pobreza.La pandemia del COVID-19 y la invasión rusa a Ucrania golpearon la economía africana. La extrema pobreza creció, tras haber disminuido en los últimos años. Ello provocó mayor migración intrarregional hacia Europa. El continente depende en buena medida de las remesas de su diáspora, al igual que México. África tiene un enorme potencial agrícola y minero, pero requiere de inversiones cuantiosas en infraestructura y adaptación contra el cambio climático, en salud y educación. Los países africanos condenaron la invasión rusa a Ucrania defendiendo los principios de no intervención e inviolabilidad de las fronteras. África no desea verse inmiscuida en una nueva Guerra Fría. Encuestas muestran apoyo a la democracia, siempre frágil. Pero es, crecientemente, territorio de disputa entre China y EU, con una histórica presencia europea.
POR MARTHA BÁRCENA COQUI