Hoy los juguetes roban la atención del mundo, innegablemente por la llegada de Santa claus, en Navidad, y dos semanas después de los Reyes Magos, es la temporada, pero también son motivo de acalorados debates generacionales, por su tradición o su modernidad tecnológica; por lo inclusivos o no; y porque muchos adultos siguen consumiendo estos productos para uso personal.
El juguete más antiguo que se ha encontrado en la Tierra tiene cuatro mil años: se trata de un sonajero hecho de terracota descubierto en un yacimiento arqueológico en Turquía. Niños y niñas del Imperio Romano y del antiguo Egipto tenían estatuillas que representan a personas y animales, como los muñecos de hoy.
Pero al igual que las personas, los juguetes están en una nueva evolución y realidad, que los coloca como instrumentos educativos en materia de inclusión, de formación de vida, en el uso cada vez más frecuente de la tecnología y, por supuesto, en su principal función que es la razón de su existencia, jugar.
Sergi Fàbregues, profesor de los Estudios de Ciencias de la Educación y miembro de la Unidad de Igualdad de Género de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), dice que hoy en día “se debe tener en cuenta que los juguetes tienen un papel vital en la construcción de la identidad de género y en la creación del universo simbólico de los más pequeños”.
Quizá sin considerarlo en un primer plano, durante toda su historia los juguetes han transmitido valores, construcciones sociales y culturales, por eso el juego es fundamental en la interiorización de valores que definirán su identidad de género, pues, jugando se adquieren hábitos, modelos e imágenes del mundo.
Es tal el grado de acompañamiento de los juguetes con la historia del hombre que hoy millones de ellos se utilizan conectados a internet, con cámara, micrófono y aplicaciones propias, es la moda, pero también es importante que antes de poner uno en manos de un niño hay que tener varias consideraciones de seguridad.
Un juguete tecnológico puede recopilar información del menor, imágenes y sonidos que envía a la app y de ahí a la red, es procesada y el resultado vuelve al dispositivo, esto no se puede echar en saco roto, porque representa un peligro real de vulnerabilidad infantil.
También, hay que señalar que mucho antes de la pandemia, millones de adultos o los llamados kidults empezaron a utilizar juguetes como el Lego o las muñecas como forma de evocar al niño que llevan dentro para reconfortarse. La tendencia se aceleró y consolidó con el estrés provocado por la crisis de salud, que obligó a mucha gente a aislarse durante meses, según Jim Silver, editor jefe de TTPM, un sitio dedicado a los juguetes.
Millennials, Generación X y los Baby boomers son los que lideran el mercado adulto en la compra de juguetes, representan 14 por ciento de las ventas de esa industria en el mundo. Por eso los juguetes siempre han estado ahí, porque son para chicos y grandes.
Felices fiestas.
POR ISRAEL LÓPEZ