La fulgurante aparición de la ultraderecha en el escenario político argentino, a través del economista Javier Milei, es más y menos de lo que se especula.
Es menos porque no implica un triunfo arrollador de la extrema derecha, ni siquiera una expresión de enorme popularidad a pesar de haber logrado el voto de 31 por ciento, la tercera parte de los que asistieron a urnas, y haber sido el virtual ganador en las primarias argentinas del domingo.
Es más porque es un reflejo de la irritación, del hartazgo de los argentinos con el mal manejo de una situación económica que hoy se refleja en una inflación de más de 570 por ciento y un tipo de cambio que el lunes llegó a 690 pesos por dólar.
El sorpresivo resultado de las Elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo fueron sobre todo un llamado de atención, aunque se esperaba un buen desempeño de Milei, que propone desaparecer el Banco Central y usar el dólar como moneda nacional.
Nadie está seguro de que Milei, autodefinido como "antisistema" líder de la coalición "La Libertad Avanza", conservará su ventaja de aquí a las elecciones a realizarse el 22 de octubre, que podrían irse a una segunda votación, sobre todo ante las poderosas maquinarias políticas de sus rivales y la preocupación que genera a todos los niveles.
Con todo, la posibilidad de una victoria del ultraderechista no puede descartarse si logra mantener su voto y atraer los de la coalición conservadora Juntos por el Cambio, de la candidata Patricia Bullrich, exministra de Seguridad, que quedó tercera, con 17 por ciento del voto.
Pero de que los electores hicieron saber de su disgusto, lo hicieron saber.
El peronista Sergio Massa, ministro de Economía y considerado como de centro-izquierda, quedó segundo en las primarias al obtener 21 por ciento del voto, al frente de la Unión por el Pueblo. Pero Massa parece sufrir en parte los efectos de la feroz lucha de poder que durante meses ha enfrentado al presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández viuda de Kirchner, quizá el más importante personaje actual del peronismo.
Ciertamente aún es temprano para determinar lo que viene, pero mientras Massa y el gobierno peronista luchan por mantener la economía a flote, en colaboración con el detestado Fondo Monetario Internacional (FMI), Bullrich y sus aliados deberán analizar la posibilidad de coaligarse con Milei.
Pero la verdad sea dicha, la serie de gobiernos que ha tenido Argentina desde hace casi un siglo, y contando con la irrupción del peronismo en los años 40, han sido una larga cuesta abajo desde los añorados tiempos dorados luego de la Primera Guerra Mundial y del "boom" agrícola y ganadero que puso a los argentinos en el "primer mundo".
En cierta forma es irónico que el gobierno golpeado por el descontento popular con el orden establecido sea parte de la "marea rosa" que hoy domina Latinoamérica, pero debe reevaluar su formulación y estilos.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS