Cuando vi por primera vez al sacerdote Goyo López hablando, casi gritando, a los cuatro vientos en la plaza de Apatzingán, pensé que él estaba loco. Parecía un personaje de Los Renglones Torcidos de Dios, la novela de Torcuato Luca que se desarrolla dentro de un hospital psiquiátrico.
Por la manera en que se exaltaba y manoteaba al aire a la hora de expresarse llegué a creer que de un momento a otro, de tan desorbitados, sus ojos saltarían al suelo cerca de las puntas de sus zapatos, que apenas se asomaban de entre una sotana larga y ancha fruncida por un chaleco antibalas que llevaba puesto, pero que más bien parecía una camisa de fuerza.
Traía una incontinencia verbal y entre sus demencias recitadas en enero de 2014, en el levantamiento de las autodefensas, juró por la Virgen de Guadalupe y ante decenas de familias que sitiaban la plaza, que Nazario Moreno, alías El Más Loco y fundador de los Caballeros Templarios de Michoacán, vivía ahí, en Apatzingán, que comía cerca de la Iglesia donde él sermoneaba y que ese narcotraficante era papá del hijo pequeño de una senadora del PRD en funciones entonces.
Pero El Más Loco, según el gobierno de Calderón, había sido ejecutado meses antes por el Ejército en medio de la llamada guerra contra el narcotráfico. Su paso por el crimen era una novela real de terror, porque como hombre del mal predicó frases basadas en la Biblia durante la iniciación de sicarios de su cártel a los que, como parte del bautismo, los hacía tragar pozole con carne humana de sus víctimas rivales.
Esas y decenas de historias más solía contarnos el padrecito a quien seguimos cerca de tres meses durante mi cobertura sobre el levantamiento armado en Michoacán y sobre quien el mito de sus locuras y ficciones se fue desmoronando conforme conocimos la realidad de los michoacanos.
La duda que persistió por buen tiempo era si Nazario Moreno estaba vivo, hasta que el gobierno de Peña Nieto reconoció la falsa noticia de la ejecución del líder templario en el calderonismo. Inició una nueva búsqueda y entonces sí, supuestamente, se dio la verdadera ejecución cuando intentaba despistar a soldados pasando como campesino montado en un burro.
Desde entonces doy seguimiento especial al padrecito Goyo, quien hace un par de meses fue el primero en denunciarnos la guerra con drones y artefactos explosivos en comunidades purépechas en donde se interna para aprender la lengua, pero la denuncia más reciente, de este fin de semana, es que tras el asesinato de Hipólito Mora las cosas empeoraron en Michoacán y que el precio de los limones volverá a subir a nivel nacional porque los cárteles de la droga frenaron el corte y la venta para encarecer el producto y beneficiarse como lo han hecho otras temporadas.
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UPPERCUT: Se viene la venganza al Poder Judicial. La instrucción de Palacio Nacional es cortarle 25 mil millones de pesos a su presupuesto del próximo año. Buscan menguar sus funciones al no poder doblarlo políticamente.