La manzana de la discordia en Michoacán es el puerto Lázaro Cárdenas, que junto con el de Manzanillo es el más importante en América Latina por su embarque y desembarque de carga comercial en el mundo. De ahí se desprende toda la violencia que envuelve en llamas al estado.
En enero de 2014, la Secretaría de Hacienda a cargo de Luis Videgaray visualizó lo importante que es el puerto para los chinos y para los mexicanos a través de un breve comunicado: todos los días salen buques cargados de mineral de hierro, que fundido a altas temperaturas se transforma en material de gran demanda mundial para la industria de la construcción. (¿Quién o cómo se reportan esas ganancias?)
El puerto está asentado sobre minas para una explotabilidad de 300 años. Todos los días salen buques repletos del mineral, con capacidad de hasta ocho mil toneladas, que retornan cargados de percusores químicos. Después de su travesía y al embarcar en el puerto michoacano la mercancía se transporta en tráileres a laboratorios o cocinas clandestinas en diferentes localidades michoacanas para la elaboración de drogas sintéticas, que retornan al puerto y a estaciones de tren para ser introducidos de manera ilegal a la Unión Americana y otras partes del mundo.
No son mitos ni leyendas. La realidad quedó expuesta a la vista de todos a partir de enero de 2014. Ardía Apatzingán: narcobloqueos en los accesos a ese municipio, el único Oxxo de la localidad incendiado (como ayer), sicarios en motonetas y otros ataques atrajeron la atención nacional de un conflicto propiciado desde un año antes cuando el finado Hipólito Mora se despojó del miedo para levantarse en armas tocando las campanas de la Iglesia de la Ruana. Si de todos modos nos van a matar, moramos dignamente dando la batalla. Eso lo gritó a través de una alta voz. De que no nos maten como puercos humillados, porque los narcos nos cobran por todo y se llevan a nuestras esposas e hijas, que nos maten con valentía. Por cada kilo de limón cortado pagaban cincuenta centavos; por kilo de carne de ganado a pie un peso; por kilo de carne en retazo otro peso; por metro cuadrado de propiedad los narcos ponían tarifas, según su criterio. ¡Basta ya! Fue lo que dijo Hipólito hace 10 años cuando los autodefensas avanzaron de diferentes partes del estado e hicieron la guerra de guerra en Nueva Italia, municipio clave por su conexión a los cuatro puntos cardinales que conectan a Michoacán con: Lázaro Cárdenas, Apatzingán, Uruapan y Morelia.
Muy pronto todo se volvió río revuelto y otros grupos criminales mezclados con autodefensas sacaron en botes de 19 litros, de pinturas Comex, las drogas para hacerse del control. Los periodistas de aquella cobertura lo vimos todo, eso y más. Diez años después, la violencia no ha parado. Hipólito fue ejecutado; sobre el corte de limón y de aguacate mandan los malos, los buques y sus cargas también. Michoacán es el estado del país en donde más grupos criminales se crean, se autodestruyen y se reinventan, más de 15 en los últimos 15 años. Ahora sabemos por qué.
UPPERCUT: El gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, trae una piedra en el zapato: le lastima Miguel Ángel Tello, secretario de Planeación, anda muy desbalagado hasta con los suyos. A los alcaldes del estado, Tello ofreció gestionar recursos extraordinarios con proyectos estratégicos condicionados a firmar con consultoras afines a él, algunos municipios dieron su aportación y al no tener respuesta se alistan para pedir al gobernador exija cuentas a su copartícipe, lejos quedaron las aspiraciones de Miguel Tello que aseguraba ser el próximo edil de Pachuca.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ