Queremos lograr un México donde la dignidad se hace costumbre. Para hacer esto, es necesario que sigamos haciendo memoria y dándole espacio a los Derechos Humanos. Este pasado 10 de diciembre, terminamos los llamados “16 días de activismo” con la conmemoración del Día de los Derechos Humanos. Se escogió la fecha en honor a la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948. Esta surgió como respuesta a las atrocidades presenciadas durante la Segunda Guerra Mundial. La Declaración proclama que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Sin embargo, más de siete décadas después, aún enfrentamos desafíos monumentales para hacer realidad estos principios fundamentales.
En una era marcada por avances tecnológicos y conectividad global, persisten flagrantes violaciones de los derechos humanos en diversas partes del mundo. La discriminación, la violencia, la pobreza y la falta de acceso a la educación y la atención médica siguen siendo realidades para millones de personas. Es imperativo que aprovechemos esta fecha para reflexionar sobre cómo podemos trabajar juntos y juntas para superar estos desafíos y construir un mundo donde los derechos humanos sean respetados y protegidos para todos y todas, sin excepción.
Conmemorar este día implica también mirar críticamente a nuestro entorno. ¿Estamos haciendo lo suficiente para garantizar que los derechos humanos sean una realidad para todos y todas? La igualdad de género, la justicia racial y la inclusión son desafíos que requieren atención continua. No podemos permitirnos la complacencia; debemos abogar por el cambio positivo.
A medida que conmemoramos el Día de los Derechos Humanos, recordemos que la responsabilidad de proteger estos derechos no recae solo en gobiernos y organizaciones internacionales, sino en cada uno de nosotros y nosotras. Desde los actos cotidianos de bondad y respeto hasta el activismo que aborda problemas sistémicos, cada acción cuenta. Construir un mundo donde los derechos humanos sean inquebrantables es una tarea monumental, pero es una que debemos abrazar con valentía y determinación.
En última instancia, el Día de los Derechos Humanos es un recordatorio de que la lucha por la justicia y la dignidad humana es una tarea continua. Enfrentamos desafíos significativos, pero también llevamos en nosotros y nosotras el poder de crear un cambio significativo. Este día nos llama a ser agentes de cambio, a trabajar juntos y juntas para construir un México donde cada individuo pueda vivir con dignidad y disfrutar plenamente de sus derechos humanos.
POR CATY MONREAL PÉREZ