La anunciada visita de los secretarios de Estado, Anthony Blinken, y de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorgas, junto a la Asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood Randall, pone de relieve la importancia alcanzada por los problemas migratorios y fronterizos en la política doméstica estadounidense.
Pero su visita no llega en un vacío, sino acompañada de los "calambres" económicos provocados por unos cuantos días de cierre de los pasos ferroviarios fronterizos de El Paso-Ciudad Juárez y Eagle Pass-Piedras Negras, que según cifras estadounidenses representan 33.95 mil millones de dólares anuales en comercio, apenas por debajo del 36 por ciento del comercio bilateral por esa vía.
Oficialmente, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), aseguró que los cierres se debieron a que debió transferir su personal al procesamiento de detenidos.
Pero en el mundo burocrático en que se maneja la CBP, se sabe también que esa organización ha mantenido una continua demanda por el incremento de su personal, especialmente en la frontera sur.
Las pérdidas por esos cierres, mas el del cruce de Lukeville, en Arizona, podrían estimarse en unos 200 millones de dólares por día solo para los comercios locales en ambos lados de la frontera, además de la creciente irritación de quienes deben cruzar hacia el otro país.
Con todo, la CBP explicó que tomó las medidas tras detectar un "resurgimiento de organizaciones de contrabando que transportan migrantes a través de México a través de trenes de carga" y por ello adoptó "medidas adicionales para aumentar el personal y abordar este problema relacionado con el desarrollo, incluso en asociación con las autoridades mexicanas", según la Patrulla Fronteriza en los últimos días ha mantenido un promedio de hasta diez mil "encuentros" diarios con peticionarios de asilo o aspirantes a inmigrar.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, los conflictos geopolíticos, el cambio climático y las redes de contrabando han impulsando a más personas de Centroamérica, el Caribe, Sudamérica, Asia, Europa y África subsahariana a tratar de llegar a Estados Unidos sin permiso y sin muchas opciones legales para ingresar.Muchos de ellos se quedan por semanas, o meses en México a la espera de una oportunidad de entrar al vecino país.
El cierre real de fronteras, como proponen algunos republicanos, sería una estupidez, pues no solo afectaría profundamente a México sino a los Estados Unidos, sobre todo en cuanto a las cadenas de producción que ya existen en la industrias automotriz y electrónica, así como el comercio de alimentos. Y eso sin considerar que se trata del principal socio comercial de Estados Unidos. Pero sería una crisis econòmica de enormes proporciones para México. En temporada electoral.
Cierto, es necesario atender las raíces del problema, pero en muchos casos trascienden la mera inversión de recursos en los países de origen o forman parte de situaciones políticas mas complejas.
Ese es el mensaje que nuevamente traen al gobierno mexicano Blinken, Mayorkas y Sherwood Randall.
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