Margarito Escudero Luis
Los números son fríos. Las cifras dadas por el Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos, como resultados de la Segunda Encuesta de Victimización Ciudadana, dejan claro que la delincuencia sigue avanzando y, en un afán por ser objetivos, se dejan de lado sentimientos y opiniones personales de la gente.
No se reclama ni se critica, la metodología empleada para la aplicación de la encuesta así lo establece para que el dato sea duro y preciso.
Y es que cuando uno es víctima de la delincuencia, los sentimientos de enojo, frustración impotencia, impiden ver las cosas en otra dimensión, pues se cierra el mundo y la víctima se siente abandonada.
Sin embargo, a la hora de contabilizar y etiquetar los delitos cometidos, los sentimientos no cuentan.
Una de las cosas que se destacan en la encuesta, es que más del 80 por ciento de las víctimas del delito, prefieren no denunciar, por razones diversas, pero la que más se presenta, es la desconfianza dl ciudadano hacia las autoridades de los Ministerios Públicos.
En esos lugares, la víctima del delito es señalada de inmediato como culpable de su propia desgracia, las principales sospechas recaen sobre quien llega a presentar una denuncia, pues así, ¿Quién querrá ir a una agencia de esas?
En este país, todos somos culpables hasta que cada quien demuestre lo contrario. Por eso los policías y agentes del MP, así como los secretarios y demás empleados, tratan a la víctima como si fuera el delincuente.
Hay muchos casos, sobre todo aquellos que deben ser investigados de oficio, como un asesinato, donde el principal sospechoso es el pariente más cercano del muerto. Así trabajan nuestros policías.
Empresarios que se han empeñado en mejorar la seguridad de Coatzacoalcos, aseguran que se está atacando el primer escalón en la procuración de justicia, que es el policía de la calle, atacando al delincuente directamente.
Pero no se ha hecho nada en el paso siguiente, que son los Ministerios Públicos, donde la corrupción es rampante, la insensibilidad brilla por su ausencia y la lentitud en los trámites es desesperante.
En la misma encuesta, las personas participantes declararon que prefieren no denunciar porque el trámite tarda hasta cuatro horas.
Pero algunos empresarios se atreven a decir que esa falta de denuncia, hace que la víctima se convierta en cómplice del delincuente.
Qué no se enteren los investigadores, porque tendrán un pretexto para facilitarles la chamba, y se atreverán a detener a las víctimas, pues son cómplices.
Hasta que la justicia en México cambie, la gente comenzará a recuperar la confianza en esas autoridades.
Se ha reformado todo, menos el poder Judicial, nadie le ha metido mano, ni el presidente reformista ha tenido en cuenta la seguridad de la gente que supuestamente, lo hizo primer mandatario.
¿DÓNDE QUEDÓ LA SOLIDARIDAD?
Ayer al mediodía, la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas (CEAPP), activó desde el operativo de seguridad para la búsqueda del reportero de la nota roja del periódico Notiver, Alberto Ayala Rojas.
Colegas de Veracruz denunciaron su desaparición en las redes sociales, pero extrañamente, no sucedió nada.
¿Qué está sucediendo? En otros días, los reporteros de todo el estado hubieran lanzado la voz de alarma, pero no. Nada pasó.
Aunque se pidió el operativo y la seguridad para que se hiciera la investigación y lo que se sabía era que Beto Ayala a las 11 de la noche del lunes pasado en el centro de Veracruz puerto y hasta el mediodía de ayer no se sabía nada de su paradero.
Sin embargo, unas horas más tarde, Roxana Iraís Aguirre, comentaba a la reportera Sayda Chiñas, que Ayala ya había aparecido.
Hasta el momento de redactar esta nota, no se había confirmado la aparición del reportero.
Pero la falta de apoyo en este caso fue muy notoria, como que ya nos olvidamos que vivimos en Veracruz y que las condiciones de seguridad para los periodistas no son muy claras.
Ojalá se encuentre bien el compañero.