Margarito Escudero Luis
Gracias a la tecnología hoy podemos atestiguar una serie de hechos que en otros tiempos era imposible.
Las cámaras de video, ocultas o no, son una gran ayuda para vigilar, reconocer delincuentes y conocer los desahogos pasionales de diferentes personajes, sobre todo funcionarios y políticos.
Lo malo es que muchas cosas se graban y se guardan para utilizarlos en el momento adecuado, preciso, para dar el golpe mediático y político en contra del adversario.
Como sucedió recientemente cuando se dio a conocer el video donde diputados del Partido Acción Nacional departen alegremente con unas chicas contratadas.
Un poco antes se conoció de una fiesta en uno de los monumentos más importantes del país, festejo realizado por una estrella de televisa.
Lo peor que ha sucedido gracias a los videos caseros, es que en el afán de presumir lo que se tiene, algunos jovenazos empinan a sus acaudalados padres, como sucedió con los hijos de Carlos Romero Deschamps, que por ostentar la cara vida que llevan en el extranjero, se provocó un cuestionamiento a la inexplicable riqueza del dirigente petrolero.
El más reciente video escándalo lo protagoniza Juan Cedillo, subdirector de Vinculación Ciudadana del organismo de agua municipal en Atizapán, en el Estado de México, quien fue cesado de su cargo luego de la difusión de un video donde presuntamente fue captado en intimidades con la Jefa de Vinculación Ciudadana, Verónica Mares.
Los videos son directos, libres, no permiten que quien los ve pueda imaginarse algo, sólo lo ve tal como sucede.
Y luego se difunde en cualquier red social, Facebook la preferida para “quemar” púbicamente a funcionarios, políticos, maestros o cualquiera que caiga en las manos de quien le tenga algún rencor.
Así que se debe tener cuidado con lo que se dice hasta por teléfono, puesto que todo puede ser usado en contra.
DIRECTOR ABUSIVO
Como hace el director de la ETI 19, Julio César Gordillo Abadía, escuela secundaria ubicada en la Transístmica, al que algunos padres de familia señalan de prepotente y abusivo.
Dicen que el director hizo un gran negocio con los alumnos que tuvieron la desgracia de reprobar algunas materias.
Este funcionario tiene instaladas cámaras de video en los pasillos de la escuela y el monitor está en su oficina.
Desde ahí puede observar quienes están fuera y selecciona a quién recibir y a quién no.
Les llama apestosas a las señoras que llegan a negociar la inscripción de su reprobado hijo, “Ya te vi comiendo bolillo con queso, apestas, así no entras a mi oficina”, les dice.
O se burla de las mujeres que están pasadas de peso, “tú estás muy gorda, no entras…”.
Detalles como estos han logrado que el director se gane el repudio de los padres de familia y de los alumnos.
Si en lugar de los padres, llega la abuela del alumno, se atreve a decirles: “a ti te mandaron porque ya estás vieja, para que des lástima. Qué vengan los papás”.
Si la señora está de buen ver, pues entonces van las insinuaciones sexuales, el acoso o la ofensa abierta y descarada si no ceden.
Esta fichita les pide mil pesos o botellas de licor caro, para autorizarles su pase.
Las autoridades que no sean como él, deberían investigar qué es lo que sucede en esa escuela, con un director así, debe haber mucho mar de fondo.
SILENCIO CÓMPLICE
El silencio de la gente que padece estas atrocidades, permite que la impunidad permee; mientras no se denuncien estos hechos, seguirán sucediendo, proliferando.
El miedo a perder el espacio en algún programa público, o las clases para un chamaco que reprueba, no es nada comparado con la dignidad que se ofende.
Los mexicanos presumimos ante el mundo de una gran valentía, de ser “muy machos” (¡los hombres no lloran, cabrón!), pero a la hora de la verdad, los valientes son los que tienen la sartén por el mango, como ocurría en tiempos de la esclavitud, de los señores feudales, del los hacendados del México pre revolucionario y de los políticos del México actual.
¿Pues no que muy machos, cabrones?